La ciudad estuvo desierta y con los negocios cerrados durante la noche. Pero hoy los medios de transporte volvieron a funcionar. Según la prensa brasileña, ya fueron controladas las rebeliones carcelarias y cayó el número de ataques callejeros. Los tres días de violencia de grupos narcotraficantes dejaron más de 80 muertos y un centenar de detenidos. Después de tres días de rebeliones carcelarias y violencia callejera impulsadas por organizaciones criminales que se oponen al traslado de 765 presos decidido el viernes pasado, la ciudad de San Pablo intentaba hoy volver a la normalidad.
Pese a que ayer la policía ya aseguraba tener la situación controlada tras los incendios, los más de 80 muertos y los alrededor de 100 detenidos que dejó la saga de violencia, la metrópolis más grande de América del Sur parecía anoche una ciudad fantasma, sin medios de transporte, sin clases en los establecimientos nocturnos y con las persianas bajas en prácticamente todos los comercios que no suelen cerrar en ningún momento del día. Según informa la prensa brasileña, esta mañana los medios de transporte volvieron a funcionar con normalidad, aunque con algún retraso, y los negocios comenzaban a abrir sus puertas.
En su último balance sobre la situación, la policía había hablado de rebeliones en prácticamente todas las cárceles de la región y contabilizado 184 ataques contra las fuerzas de seguridad, que dejaron 81 muertos, medio centenar de heridos y casi 100 detenidos. Los motines en los presidios ya están dominados y aunque volvieron a registrarse algunos ataques contra la policía, fueron más limitados que en la noches previas. En medio de los incidentes, las autoridades debieron desmentir un supuesto toque de queda, aunque se depslegó una mayor presencia policial en las calles y se creó un grupo especial de elite para investigar los ataques. El gobernador de San Pablo, Claudio Lembo, negó además haber alcanzado un acuerdo con los líderes del Primer Comando de la Capital (PCC, el mayor grupo del crimen organizado paulista). Según el diario Folha, el PCC fue en realidad el que decidió poner fin a la violencia tras dos día de negociaciones con el Gobierno.
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