Julio De Vido viajará esta semana a La Paz para cerrar lo que se ha convertido en una negociación clave: el precio del gas que Argentina importa desde Bolivia. El ministro de Planificación no quiere hablar de cifras pero los especialistas apuestan a que esa cotización saltará de los 3,2 dólares actuales a un valor entre 5 y 5,5 dólares por millón de BTU, que es la manera en que se comercializa este combustible. Lo único que se asegura desde el Gobierno es que el aumento no se trasladará a los precios industriales y mucho menos a los usuarios residenciales.
La idea es que el mayor precio que se pagará por los hasta 7,7 millones de metros cúbicos que se importan de Bolivia (sobre un total de 120 millones de metros cúbicos que se consumen aquí) se compensen con un aumento en el valor del gas que se exporta. Pero acordar con Bolivia un precio mayor por el gas implica más presión de los petroleros locales, que reciben por el combustible US$ 1,4 en boca de pozo. Lo cierto es que el Gobierno piensa, según distintas fuentes consultadas, trasladar el ajuste del gas boliviano a los chilenos. Argentina les exporta 10 millones de metros cúbicos diarios. De ser así, se trata de una operación delicada que genera resistencias tanto en Chile, poco decidido a pagar más, como en Bolivia, que aún no arregló su histórico pleito con los chilenos.
Argentina importa desde Bolivia bastante poco: alrededor de 6% de su consumo total. Pero en la mesa de negociaciones en La Paz hay otro actor: Brasil, que alimenta con el gas boliviano el cinturón industrial de San Pablo. Brasil se lleva unos 26 millones de metros cúbicos por día.Según trascendió cerca de la Casa Rosada, Lula habría planteado a su colega Kirchner cerrar primero la negociación para no quedar atado a un precio pactado previamente por la Argentina. Repsol, Petrobras y Pluspetrol traen el gas boliviano hacia el país. Repsol y Petrobras poseen yacimientos en la Cuenca de Tarija y el combustible viaja por el Gasoducto del Norte. Pluspetrol construyó un ducto propio. Desde que Evo Morales es presidente, la negociación ya no está en manos de los privados. La contraparte boliviana es ahora Jorge Alvarado, con fama de intransigente y a la cabeza de la YPF boliviana. De cualquier forma, el esquema que diseñó De Vido prevé transferir el mismo incremento que se pacte con Morales al valor del gas que se exporta mayoritariamente a Chile y en menor medida a Brasil y Uruguay.
De esta manera, los usuarios argentinos quedarán al margen de los ajustes y el peso de los aumentos recaerá sobre las industrias y los hogares chilenos.Para poder descargar los incrementos que se determinen con Bolivia a los usuarios chilenos, los funcionarios tienen en estudio dos posibles vías de instrumentación: un recargo aduanero o una retención temporaria.La semana pasada una delegación encabezada por el secretario de Energía, Daniel Cameron, viajó a La Paz para retomar las negociaciones con YPF de Bolivia pero retornó sin haber definido el nuevo precio del gas.Según fuentes privadas, Cameron fue con la instrucción de aceptar un precio de hasta US$ 5 el millón de BTU. Pero los bolivianos no habrían aceptado ese planteo.
En La Paz esperan a De Vido para seguir las negociaciones. En medio de los tironeos, las autoridades brasileñas manifestaron su disconformidad con la estrategia argentina de querer cerrar rápidamente un nuevo valor del gas. El gobierno de Lula quiere hacer valer su poder de compra para acordar un precio mejor que el que estarían negociando los funcionarios locales. Esto habría dilatado el viaje de De Vido, en principio previsto para hoy. El ministro de Planificación se entrevistará con su par de Hidrocarburos, Andrés Solís Rada. Ayer el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, opinó que "lo que tenemos que garantizar es que cualquier precio que resulte no repercuta negativamente en el desarrollo de la Argentina".Los funcionarios argentinos ya trabajan en un nuevo contrato por un volumen mayor que saltaría de los 7,7 millones de metros cúbicos a 20 millones y por un plazo de tres años. La propuesta llega justo cuando Evo Morales está cambiando el paradigma del negocio petrolero en su país.
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