Los países del Grupo de los Seis (G-6), las mayores potencias comerciales del mundo, han reconocido haber fracasado hoy en Ginebra en sus conversaciones para sacar a la Ronda de Desarrollo de Doha de la parálisis en que se encuentra. De esta manera, Doha, nacida en 2001 con el objetivo de lograr una liberalización del comercio mundial, parece haber entrado en "una crisis real" que puede ser definitiva. Fuentes diplomáticas han señalado que "ahora estamos en una crisis real", en alusión a la incapacidad de la Unión Europea (UE), Estados Unidos, Japón, Australia, India y Brasil de llegar a un entendimiento sobre puntos esenciales de las negociaciones comerciales, relativos a la agricultura y a productos industriales.
"Se han suspendido las reuniones que estaban previstas para hoy lunes y también las que el G-6 había anunciado que celebraría la próxima semana", han añadido. Otras fuentes han indicado que "ni estadounidenses ni europeos cedieron en sus posiciones iniciales" sobre la reducción de subsidios internos, los primeros, y en apertura de mercados agrícolas, los segundos.
Representantes y ministros de Comercio de las seis potencias comerciales iniciaron este domingo en Ginebra una ronda de reuniones que estaba previsto continuara hoy. El objetivo era desbloquear el proceso negociador, después del fracaso de sendas reuniones ministeriales que se celebraron con ese mismo fin en abril y junio pasados.
Aunque cualquier acuerdo debe recibir el aval de los 149 países miembros de la OMC, los participantes en las negociaciones reconocen que un entendimiento en el seno del G-6 es indispensable para alcanzar acuerdos en las distintas áreas del proceso. La Ronda de Doha, que se lanzó en noviembre de 2001 y pretendía concluirse a finales de 2004, tiene el propósito de alcanzar acuerdos sustanciales que hagan posible la liberalización del comercio agrícola, industrial y de servicios. En los últimos meses, las espectativas se centraron en gran medida en el sector agrícola, en el que las naciones en desarrollo piden la apertura de los mercados de los países ricos, a los que también exigen que eliminen sus ayudas agrícolas internas y sus subsidios a las exportaciones. Por su parte, los países desarrollados reclaman al mundo en desarrollo que rebaje sus aranceles a las importaciones de bienes industriales. La suspensión de las reuniones del G-6 revela que, una vez más, ha sido imposible lograr acercamientos en esos aspectos fundamentales.
Por su parte, el director general de la OMC, Pascal Lamy, ha convocado a una reunión para este mediodía a los jefes de delegación de los 149 miembros de esa institución para abordar esta situación. Asimismo, se está a a espera de que los representantes del G-6 expliquen los motivos que han llevado sus deliberaciones al fracaso.
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