La Copa del Mundo de fútbol, que tuvo lugar del 9 de junio al 9 de julio en Alemania, favoreció a la economía europea. En Francia y en Italia –los dos finalistas-, pero también en Gran Bretaña, hizo que aumentara el consumo y alimentó el crecimiento. Así lo demuestra la publicación, el viernes 21 de julio, de varios indicadores concernientes a estos tres países. Empecemos por Francia. El consumo de productos manufacturados se elevó el 1,7% en junio, mientras que los economistas esperaban un más modesto 0,4%. En mayo, ya había sido dinámico, con una suba del 0,9%. Sin duda, las liquidaciones, el regreso del buen tiempo y la llegada de las vacaciones llevaron a los franceses a gastar. Pero eso no es todo. El consumo de electrodomésticos –que incluyen pantallas planas, LCD y aparatos de televisión diversos- creció el 3,2% en junio, después de haber subido el 6,4% en mayo y de registrar una suba en un año del 22,3%.
El efecto Mundial ya observado en mayo se prolongó en junio: a medida que Francia avanzaba en el Mundial, muchos decidieron, finalmente, equiparse. Pasemos a Italia. El índice de confianza de los consumidores italianos subió a 108,7 puntos en julio, contra 106,9 en junio. "Las estimaciones y previsiones sobre la situación general de Italia mejoraron, lo que podría deberse al clima de euforia vinculado a los recientes acontecimientos deportivos", comenta el instituto nacional ISAE. Finalmente, en Gran Bretaña, el crecimiento del segundo trimestre alcanzó el 0,8%, su mejor nivel en dos años. El consumo de los hogares británicos –más bien débil en este tiempo- había recuperado cierto vigor a principios de año, respaldado por la compra de objetos vinculados a la Copa del Mundo de fútbol (televisores, ropa).
¿Esta tendencia va a durar? Para la aseguradora Euler-Hermès-SFAC, que publicó un estudio sobre el tema el viernes 21, la respuesta es sí. En Francia, "los hogares recurren a su capacidad de ahorro para financiar un consumo bastante sostenido", indica. En Italia, "la tasa de desempleo más baja en los últimos 15 años y el progreso de los ingresos" alimentan el optimismo. Por el contrario, otros economistas piensan que, pasado el efecto Mundial, los países europeos van a volver a sus problemas. Como antes.
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