lunes, agosto 28, 2006

'Blues' del Katrina

Un año después de que el Katrina empezara a devastar Luisiana y otros territorios de EE UU, la zona no se ha recuperado, ni se han adoptado medidas suficientes que garanticen que no volverá a repetirse una tragedia similar, en la que murieron casi 2.000 personas y 800.000 tuvieron que abandonar sus hogares. El huracán, además, dejó al descubierto una bolsa de pobreza impensable: los miles de negros que no se habían podido ir de Nueva Orleans y otras ciudades porque no disponían de medios para ello. Hoy, la que fuera la Meca del Jazz no se ha repoblado, y tiene la mitad de habitantes que los 460.000 que allí vivían antes del desastre, es decir, como estaba en 1880.
El huracán puso al descubierto una realidad escondida en la primera potencia del mundo: la de la pobreza, la del racismo, la de servicios públicos que no funcionaban debido a años de recortes presupuestarios. El presidente Bush se lanzó a una guerra contra la pobreza y obtuvo del Congreso 109.000 millones de dólares. Pocos de éstos han llegado aún a la zona. El Índice Katrina, elaborado por la prestigiosa Institución Brookings, refleja que la demolición y la rehabilitación de viviendas se ha acelerado en los últimos meses, pero a la vez han subido los precios. El secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano, Alphonso Jackson, aceptó ayer haberse equivocado al no dejar a los habitantes volver a sus hogares destruidos, y anunció por sorpresa la apertura de viviendas públicas y un plan para ayudar a regresar a los antiguos residentes. No es seguro que lo hagan. El paro es mayor que antes, tal vez porque la labor de reconstrucción no está ya en manos de los negros que no han regresado o de los que se quedaron, sino de hispanos llegados después. Las infraestructuras y los servicios públicos están más retrasados. Los suministros de gas y electricidad están, respectivamente, al 41% y 60% de los niveles anteriores al desastre. Se ha restablecido sólo la mitad de las rutas de autobuses y tranvías. Pese a que en el Barrio Francés se vuelva a tocar jazz, el turismo no ha vuelto.

Poco se ha aprendido. Cuando se acerca otra amenaza como el huracán Ernesto, los servicios federales aseguran ser capaces de evacuar a 140.000 personas por autobús, tren o avión. Pero el gigantesco Departamento de Seguridad Interna, creado a raíz del 11-S, considera que sólo un 27% de los Estados y un 10% de las ciudades que ha examinado están adecuadamente preparadas para afrontar "un acontecimiento catastrófico". Estas cifras hablan por sí solas. Lo que ha fallado es todo un sistema, y las lecciones no se han aprendido con la suficiente rapidez y fuerza.

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