La nueva etapa, inaugurada con el viaje de Abe a China parece consolidarse toda vez que los responsables chinos han aceptado devolver la visita en Japón, según han anunciado en un comunicado conjunto.
Además, los dos primeros ministros han mostrado su unión frente las últimas advertencias de Corea del Norte de que pretende hacer ensayos nucleares. Ambos gobiernos han mostrado su "profunda inquietud" por las amenazas y pese a la oposición inicial de sus posturas -Japón pide sanciones y China, moderación- han confirmado que "van a trabajar juntos para animar el proceso de las negociaciones multilaterales" con el fin de "desnuclearizar" a Corea del Norte y de conseguir "la paz y la estabilidad en Asia del Nordeste", según indica el texto leído a la prensa por la delegación japonesa. Antes de partir hacia Japón, el primer ministro, Shinzo Abe, ha dicho que es necesario impedir a Corea del Norte realizar ensayos nucleares.
Recobrar la confianza mutua
Tanto Wen Jiabao como Abe expresaron sus esperanzas de superar sus conflictos y manifestaron su deseo de avanzar en asuntos de interés común como el comercio y las disputas territoriales en el mar del Este de China por el control de los ricos recursos energéticos. "El desarrollo de nuestra cooperación amistosa sirve a los intereses básicos de ambos pueblos", dijo Wen Jiabao. El primer ministro japonés expresó su deseo de construir con los máximos líderes chinos "una relación basada en la confianza". Este lunes, el primer ministro nipón viajará a Seul para reunirse con el presidente surcoreano, Roh Moo-hyun, que también se negó a mantener reuniones de alto nivel con Koizumi por sus visitas al santuario. "Esta visita, primera al exterior y a las dos semanas de asumir el poder, es una oportunidad para el comienzo de una nueva etapa en las relaciones bilaterales", dijo en Pekín a la prensa un alto funcionario asesor de Abe, que visitó el polémico santuario en el pasado pero, no dijo si lo hará como primer ministro.
Abe reiteró que sobre el papel de Japón en la guerra asumirá la declaración formulada en 1995 por el entonces primer ministro Tomiichi Murayama. El ex-primer ministro se disculpó y expresó remordimiento por el régimen colonial y los crímenes cometidos por Japón antes y durante la guerra. "Siguiendo una política nacional errónea, Japón avanzó hacia la guerra, sólo para sumir al pueblo japonés en una crisis fatal y, a través de su régimen colonialista y de su agresión causó un daño y sufrimiento enormes a la gente de muchos países, particularmente a la de las naciones asiáticas", afirmó entonces. "Expreso aquí una vez más mis sentimientos de profundo remordimiento y mi disculpa sincera", dijo Murayama en el 50 aniversario del final de la II Guerra Mundial, palabras que según dijo un alto funcionario nipón durante la visita de Abe, asume totalmente el primer ministro.
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