miércoles, diciembre 06, 2006

BOLIVIA: La voluntad de diálogo

No se sabe con precisión, y esa es la realidad, hasta dónde pretenden llevar el Gobierno y los sectores en oposición la actual crisis que se abriga en el país. No existen suposiciones, no se prevé nada, no hay señales. Los cálculos no ensayan y el conflicto desatado a raíz del desconocimiento del mandato de la Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente tiene más de 40 piquetes en huelga de hambre en todo el territorio nacional, alrededor de 600 ayunadores, y un atornillar de voces disonantes que no cesan y crecen en medio de la incertidumbre que deja a la nación —como se dijo— en una verdadera y nueva encrucijada. Seguro que en medio de esta desazón nacional muchas cosas están fallando. Empezando por las pretensiones del Movimiento al Socialismo, pasando por el Ejecutivo que juega a obrar y no obrar, según la conveniencia, y acabando con los desaciertos de la oposición política, tanto en el Congreso como en la Asamblea Constituyente. Y en medio de todo ello, falla enormemente la voluntad de dialogar.

Es cierto, el Gobierno hizo su parte el fin de semana en Sucre al abrir una compuerta para sentar alrededor de una mesa a los sectores en conflicto para enviar señales del comienzo del diálogo. Fue un momento alentador que duró lo que dura una bengala. Habrá que lamentar, que fue el propio Jefe de Estado, el que no pudo dar el zanco que requería aquel instante. Y cayó una vez más en el cansado discurso de enfrentarse al adversario. Y las regiones, sin ceder postura. La situación podría llegar al límite en cualquier instante. Si no lo está ya. A los piquetes de huelga se han sumado prefectos de cuatro departamentos. Mientras que algunos ayunadores llevan más de siete días en extrema medida, con la salud debilitada. El presidente Evo Morales ha pedido un tiempo de tregua para facilitar la realización de la II Cumbre Sudamericana que tendrá lugar en Cochabamba, a partir del viernes. El pedido parece sensato frente al envolvente clima de tensión que rodea al país y tal vez sería más sensato aún si vendría de la mano de una propuesta de diálogo abierto.

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