El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó hoy una resolución que impone sanciones tecnológicas y financieras a Irán si ese país no suspende sus actividades de enriquecimiento de uranio, para lo que le da un plazo de 60 días. La resolución, presentada por el Reino Unido, Francia y Alemania, fue adoptada por unanimidad por los quince miembros del Consejo de Seguridad. El documento es el resultado de dos meses de negociaciones tras las fuertes divisiones existentes entre los miembros del Consejo que quieren un planteamiento más gradual, entre ellos Rusia y China, y los que abogaban por medidas más duras, como EEUU.
En el texto de la resolución se insta a Irán a suspender sus actividades de enriquecimiento de uranio y el desarrollo de un reactor de agua pesada, una exigencia que hace tiempo que pide el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). Si no cumple, Irán deberá afrontar sanciones como la prohibición de realizar importaciones y exportaciones de materiales peligrosos y tecnología relacionada con el enriquecimiento de uranio y de reprocesamiento y con sus programas de misiles balísticos.
Concretamente, prohíbe a los estados miembros de la ONU suministrar material y tecnología que Teherán pueda utilizar para sus programas nucleares y de misiles. Además, se establece la congelación de los activos financieros a compañías e individuos claves involucrados en estos programas, que forman parte de una lista adjunta al texto de la resolución. El documento pide al director del OIEA, Mohamed El Baradei, que presente un informe al cabo de 60 días sobre el cumplimiento por parte de Irán de la resolución. Asimismo, y debido a que el documento está redactado bajo el artículo 41 del Capítulo VII de la Carta de la ONU, permite la imposición de otras "medidas apropiadas" si el régimen de Teherán no cumple con la resolución.
El embajador adjunto de EEUU, Alejandro Wolff, dijo que la resolución envía un mensaje a Irán de las "graves repercusiones si no cumple con la suspensión de sus actividades nucleares", y expresó su esperanza de que Teherán renunciará a perseguir sus ambiciones atómicas. Wolff resaltó que la resolución proporciona una base importante para la acción por parte del Consejo de Seguridad, y que las sanciones son tan sólo el "primer paso". Por su parte, el embajador de Rusia ante la ONU, Vitaly Churkin, destacó que el documento no implica el "uso de la fuerza" y que el objetivo es que Irán se de cuenta de la necesidad que tiene de cooperar con el OIEA con medidas de confianza. "La resolución deja claro que si Irán cesa sus actividades de enriquecimiento, las medidas también serán suspendidas", puntualizó.
El gobierno iraní ya hizo caso omiso de una resolución anterior del Consejo, que le daba como plazo el pasado 31 de agosto para que cesara sus actividades nucleares, y ya ha anunciado que reaccionará de la misma manera con este nuevo documento.
En el texto de la resolución se insta a Irán a suspender sus actividades de enriquecimiento de uranio y el desarrollo de un reactor de agua pesada, una exigencia que hace tiempo que pide el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). Si no cumple, Irán deberá afrontar sanciones como la prohibición de realizar importaciones y exportaciones de materiales peligrosos y tecnología relacionada con el enriquecimiento de uranio y de reprocesamiento y con sus programas de misiles balísticos.
Concretamente, prohíbe a los estados miembros de la ONU suministrar material y tecnología que Teherán pueda utilizar para sus programas nucleares y de misiles. Además, se establece la congelación de los activos financieros a compañías e individuos claves involucrados en estos programas, que forman parte de una lista adjunta al texto de la resolución. El documento pide al director del OIEA, Mohamed El Baradei, que presente un informe al cabo de 60 días sobre el cumplimiento por parte de Irán de la resolución. Asimismo, y debido a que el documento está redactado bajo el artículo 41 del Capítulo VII de la Carta de la ONU, permite la imposición de otras "medidas apropiadas" si el régimen de Teherán no cumple con la resolución.
El embajador adjunto de EEUU, Alejandro Wolff, dijo que la resolución envía un mensaje a Irán de las "graves repercusiones si no cumple con la suspensión de sus actividades nucleares", y expresó su esperanza de que Teherán renunciará a perseguir sus ambiciones atómicas. Wolff resaltó que la resolución proporciona una base importante para la acción por parte del Consejo de Seguridad, y que las sanciones son tan sólo el "primer paso". Por su parte, el embajador de Rusia ante la ONU, Vitaly Churkin, destacó que el documento no implica el "uso de la fuerza" y que el objetivo es que Irán se de cuenta de la necesidad que tiene de cooperar con el OIEA con medidas de confianza. "La resolución deja claro que si Irán cesa sus actividades de enriquecimiento, las medidas también serán suspendidas", puntualizó.
El gobierno iraní ya hizo caso omiso de una resolución anterior del Consejo, que le daba como plazo el pasado 31 de agosto para que cesara sus actividades nucleares, y ya ha anunciado que reaccionará de la misma manera con este nuevo documento.
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