La revista Science publica este viernes un resumen de la investigación que Magdalena Bermejo, de la Universidad de Barcelona, realiza desde 1995, y que ella empezó como un proyecto de desarrollo del ecoturismo como alternativa a la caza comercial de gorilas en África, explicó el coautor del trabajo, José Domingo Rodríguez Teijeiro.
Bermejo había "catalogado" y estudiado a los grupos de gorilas que había en el santuario de Lossi -que ocupa una superficie de 320 kilómetros cuadrados entre Gabón y Congo-, cuando, entre octubre de 2002 y enero de 2003, hubo un brote de Zebov que acabó con la vida de 220 de los 238 ejemplares de Gorilla gorilla.
Entonces, ella y su equipo recibieron una subvención para ampliar el objeto de su estudio e investigar la incidencia del Ébola, un virus que provoca en 20 días la muerte a uno de cada 8 infectados y que se detectó en humanos en 1976 a orillas del río que le ha dado nombre. Entre 1976 y 2003 no se había asociado con los animales y no se sabía cuál era su reservorio, es decir, qué organismo hospeda, sin que le afecte, al virus.
Imagen de un gorila africano.
Hace tres años se supo que el ser humano enferma a través de la manipulación, e incluso ingesta, de animales que encuentra muertos en la selva, y hace algo más de un año se descubrió que el virus lo difunde un tipo de murciélago, que es el reservorio. Los gorilas se contagian chupando las mismas hojas o frutos que los murciélagos y a su vez infectan a los miembros de sus familias y de los grupos vecinos, según ha constatado el equipo de Bermejo. Los investigadores españoles tuvieron que vivir una segunda extinción de los ejemplares que estudiaban porque el virus saltó el río Ambambara y entre octubre de 2003 y enero de 2004 acabó con 91 de los 95 gorilas del nuevo grupo con el que trabajaban.
Han recorrido desde 2002 más de 5.000 kilómetros cuadrados en esa zona, y, por los datos que tienen, al menos han muerto por el Ébola 5.500 gorilas de llanura, aproximadamente el 25% de todos los que hay. Se trata de una mortandad "elevadísima" porque es una especie que tiene pocas crías -una por parto- y alcanza su madurez sexual muy tarde.
La importancia de su trabajo radica en que además de establecer la cifra de muertos, han descubierto que es muy importante la transmisión entre familias, ya que hasta ahora solo se especulaba con la infección a partir del reservorio. "Tenemos la evidencia de que una vez que el reservorio actúa, dejando, por ejemplo, saliva en una fruta que luego se come un gorila, hay transmisión familiar y tardan sólo 11,2 días en contagiarse unos a otros", explicó Rodríguez. Con su estudio, añadió, esperan que se disipen las dudas que había hasta ahora sobre la incidencia en primates del Zebov y alertar a la comunidad científica sobre la importancia de proteger a esta especie, sometida también a una gran presión por la caza comercial, lo que podría llevar en los próximos 5 años a su rápida extinción.
Fuente: Diario El Mundo de España
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