Cuando el ingeniero textil Juan Carlos Blumberg, perdió a su único hijo, Alex, en un fracasado secuestro en el 2004, se convirtió en un líder para millones de argentinos hastiados por el aumento en los crímenes. Blumberg, de 60 años y voz suave, criticó a los funcionarios del gobierno por dejar a un lado la seguridad pública y atrajo a decenas de miles de personas a marchar en la capital demandando más acción del gobierno. ''Estamos experimentando hoy día una epidemia de inseguridad'', declaró Blumberg en una entrevista. ``Básicamente no hay policías suficientes ni una política de seguridad. Por eso estamos forzados a llevar nuestras demandas a las máximas autoridades''.
Los secuestros y otros delitos violentos están aumentando tremendamente en toda Suramérica y en los países más pobres, como Venezuela y Brasil, así como en la clase media de Argentina y Chile, donde se están creando movimientos populares para retar a los gobiernos respecto a las fallidas políticas de seguridad pública. El problema está vinculado a la crisis y al estancamiento económicos que han plagado a la región la mayor parte de la década, dijo Amanda Mattingly, gerente de proyectos en Latinoamérica para la firma norteamericana The Arkin Group, que asesora a negocios e individuos sobre asuntos de seguridad.
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