domingo, diciembre 10, 2006

Militar, gobernante y senador vitalicio

El diario La Tercera de Santiago de Chile, trae ya el siguiente reportaje:


Augusto José Ramón Pinochet Ugarte. General, comandante en jefe del Ejército, uno de los gestores del golpe de 1973, gobernante durante 17 años y senador vitalicio.

La vida de quien por casi dos décadas fue el hombre más poderoso de Chile, que decía que no se movía una hoja sin que él lo supiera, deja detrás de sus 91 años una larga historia pública que se inició en el Ejército.





En 1973 junto a Salvador Allende.
Las Fuerzas Armadas fueron una de las mayores pasiones de Pinochet. "Desde la niñez tuve la idea de que la meta de mi existencia era llegar a Oficial del Ejército y dedicar mi vida a la carrera de las armas", dijo el ex gobernante en 1982.

Y así fue como lo hizo. Después de dos intentos fallidos, en 1933 ingresó a la Escuela Militar, iniciando una carrera uniformada que llegó a la cima en 1973 cuando fue nombrado comandante en jefe del Ejército por el Presidente Salvador Allende, a quien derrocaría mediante un golpe de Estado la mañana del 11 de septiembre de ese mismo año.





Tras terminar su gobierno, Pinochet siguió al mando del Ejército.

En una comunicación secreta entre los cabecillas del golpe captada por un radioaficionado, Pinochet reaccionaba al suicidio de Allende: "Que lo echen en un cajón y lo embarquen en un avión, viejo, junto con la familia. Que el entierro lo hagan en otra parte, en Cuba. Si no, vamos a tener una pelota p'al entierro. ¡Si éste gallo hasta pa' morir tuvo problemas!".

"DIOS ME PUSO AHI"
Tras el golpe, bandos militares declararon el estado de sitio, el toque de queda, la censura de prensa, la disolución del Congreso, el receso de los partidos políticos y la prohibición de toda manifestación opositora al gobierno. Las libertades fueron restringidas, las universidades intervenidas y los medios de comunicación censurados.

En ese escenario, la Junta Militar comenzó a gobernar el país, régimen que a la cabeza de Pinochet duraría 17 años.

En 1978 el general se autoproclamó Presidente de la República quedando con el derecho de gobernar por sí mismo mediante estatutos legales, que eran además de su propia iniciativa.




En marzo de 1998 juró como senador vitalicio.

"Yo los estoy viendo desde arriba, porque Dios me puso ahí, la Providencia o el destino o como quieran llamarlo me ha puesto ahí" aseguraba al comentar su autoridad como gobernante del país y comandante en jefe del Ejército.

CAMBIO DE MODELO ECONOMICO
La profunda crisis política que afectó a Chile durante el gobierno de Allende, motivó a Pinochet a configurar una economía que estuviera lo más lejos posible del sistema económico socialista. La idea era pasar de los intereses corporativos y de los grupos de presión a un alto protagonismo de la empresa privada.

Para lograr los objetivos se necesitó de un grupo de ingenieros jóvenes que apoyaran la acción de los militares: los Chicago Boys, conocidos así por sus estudios en Estados Unidos. Sus principales metas fueron generar un rápido crecimiento económico que permitiera patentar la nueva institucionalidad desde la creación de la Constitución del 80.

En el marco de esta política económica, entre 1973 y 1980, el gobierno de Pinochet cambió el sistema monetario de escudo a peso, mantuvo aranceles para la importación y exportación de productos no tradicionales, un dólar depreciado y equivalente a 39 pesos e inició una política de incentivo a la inversión de capitales extranjeros.

"El único sistema para que los países puedan progresar y engrandecerse es gracias a un sistema de libre comercio, donde el hombre dé curso a su imaginación, sin necesidad de tener a sus espaldas un hombre con armas para que trabaje", era el pensamiento del general.

OPOSICION, PLEBISCITO Y ENTREGA DEL MANDO
Sin embargo la imposición del modelo económico, sumado a las violaciones de los derechos humanos, provocó una fuerte oposición entre la población.

Estudiantes universitarios y mineros del cobre ayudaron a ejercer las primeras presiones contra Pinochet, quien no autorizaba el levantamiento del artículo 24 que permitía a las autoridades tomar medidas de represión en contra de los opositores.

La Alianza Democrática, que integraba a los grupos de oposición, exigía cambios radicales. La fuerza opositora al gobierno militar comenzó tímidamente con caseroleos y dentro de las casas. Pero con los meses todo se agudizó: ausentismo escolar, manifestaciones en las universidades, bocinazos en la noche, barricadas en las poblaciones y en los sectores residenciales de clase media fueron haciéndose cada vez más frecuentes.

La crisis económica que elevó el desempleo al 30 por ciento, sumado a la falta de libertades, propició cuatro grandes jornadas de protestas contra el régimen de Pinochet. El 12 de agosto de 1983, 27 personas morían en las calles.

Así, años de lucha contra el gobierno militar provocaron lo impensado. El general convocó a un plebiscito que perdería frente sus opositores. El 5 de octubre de 1988 la opción NO a Pinochet ganó la elección con 54,7%.

"Si bien es cierto que en el plebiscito triunfó la oposición, no olvidemos que ese triunfo se debe a Rusia, Estados Unidos, a países americanos y europeos, que la apoyaron con dinero. Así como a la Iglesia y a algunos sacerdotes. Y a los políticos que fueron a mendigar afuera", diría años después el general.

Su derrota lo obligó a entregar la banda presidencial a Patricio Aylwin un histótico 11 de marzo de 1990.

Sin embargo, Pinochet no se alejó de la vida pública. Estuvo ocho años más al mando de la comandancia en jefe del Ejército y luego, pese a una férrea oposición, ocupó un puesto en el Parlamento como senador vitalicio.

El 11 de marzo de 1998 una dura bienvenida recibió al ex gobernante. Parlamentarios socialistas con pancartas de detenidos desaparecidos fueron parte de la ceremonia, que se sumaron a diversas manifestaciones que reclamaron justicia en las afueras del Parlamento y otras ciudades del país.

Sin embargo, su paso por el Congreso se vería abruptamente interrumpido, primero con su arresto en Londres y luego en Chile, con los procesos por Caravana de la Muerte, que lo llevarían a renunciar a su senaduría vitalicia en julio de 2001.

De ahí en adelante quedaría bajo el estatuto de ex presidentes, el cual sería una y otra vez desechado, al momento de enfrentarse a una solicitud de desafuero para perseguirlo judicialmente por violaciones a los derechos humanos o por delitos financieros.

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