Calderón envió a 3,300 soldados, marinos y policías que llevan a cabo operaciones de búsqueda y captura contra los criminales y las bandas del narcotráfico en el estado occidental de Michoacán y la ciudad de Tijuana, fronteriza con EEUU. El gobierno tiene previsto extender estas operaciones a otras regiones del país golpeadas por la violencia. Los soldados supervisaban ayer a quienes entraban y salían de Tijuana, mientras que los policías estatales y federales controlaban los puestos de vigilancia de la ciudad. Los investigadores federales señalan que hay una red de policías corruptos en la ciudad, que apoyan a los traficantes para introducir toneladas de cocaína, metanfetaminas y marihuana por el concurrido cruce fronterizo hacia Estados Unidos.
La Operación Tijuana es la segunda ofensiva militar de gran envergadura contra el narcotráfico ordenada por Calderón, quien asumió el cargo el 1 de diciembre y prometió enfrentar a la delincuencia organizada. El mes pasado, Calderón envió a 7,000 efectivos a su estado natal de Michoacán, en el poniente de México, donde habían ocurrido numerosas ejecuciones en medio de una lucha entre las bandas rivales por el control de las plantaciones de marihuana y las rutas de narcotráfico. El gobernante mexicano asumió sus funciones el pasado 1 de diciembre, para un mandato de seis años, con el anuncio de aplicar mano firme para frenar violencia, reducir los índices de pobreza y mantener el vigor de la economía mexicana, unas de las dos mayores de la región. Calderón ha dicho que los operativos de Michoacán y Tijuana se llevan cabo con ''éxito'', y expresó su confianza en que reducirán los índices de criminalidad en México.
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