Sabrina Tavernise periodista del diario The New York Times, escribe este interesate artículo que trae traducido el diario La Nación:
Una prueba dolorosa de cuánto ha cambiado Irak en los últimos cuatro años, desde que empecé a trabajar aquí, es la que contiene mi teléfono celular. Muchos números de la agenda son de iraquíes que han abandonado el país o que han muerto. Uno de los primeros políticos sunnitas, acribillado. Un panadero chiita, desaparecido. Una familia sunnita, exiliada en Siria. Vine por primera vez a Irak en abril de 2003, cuando terminaban los saqueos, y varias semanas después de la invasión estadounidense. En total, he pasado 22 meses, tiempo suficiente para que esta tierra, su gente y esta tragedia se hayan grabado firmemente en mi corazón. Ahora, mientras me marcho de Irak, un nuevo plan estadounidense empieza a desplegarse en la capital. Es como si hubiéramos vuelto al principio. Otra vez hay botas. Bagdad cayó en 2003 y todavía estamos tratando de levantarla. Pero Irak es ahora otro país. Los moderados, en su mayoría, ya no están. Mi teléfono tiene al menos una docena de entradas de familias de clase media que se han marchado a otra parte. Se suponía que ellos construirían la democracia aquí. Pero, en cambio, trabajan en empleos temporarios en Siria y Jordania. Hasta los líderes políticos moderados se han ido.
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