En un esperado discurso, el jefe del Estado francés, Jacques Chirac, anunció anoche, sin sorpresas, que no buscará un tercer mandato y evitó, cuando faltan menos de cincuenta días para las elecciones, respaldar públicamente al candidato del oficialismo, el ministro del Interior Nicolás Sarkozy, que cae en los sondeos de intención de voto. "Al término del mandato que me confiaron, llegará el momento de servirles de otro modo. No solicitaré sus votos para un nuevo mandato", dijo un emocionado Chirac en un breve discurso por radio y televisión, en el que intentó hacer un balance de sus 12 años en el poder. "De una forma diferente, pero con un entusiasmo intacto y la misma pasión de actuar por ustedes, seguiré librando los combates que son los nuestros, los combates de toda mi vida, por la justicia, el progreso, la paz, la grandeza de Francia", prometió Chirac.
El presidente, de 74 años, evitó en este mensaje -que tuvo aires de despedida y testamento político- pronunciarse sobre los candidatos a sucederlo. "Tendré la ocasión de hacer pública mi elección personal", se limitó a decir Chirac, en momentos en que las diferencias entre los tres principales candidatos -el conservador Sarkozy, la socialista Ségolène Royal y el centrista François Bayrou- de cara a las elecciones presidenciales de abril se achican (ver aparte). Quien más esperaba el apoyo de Chirac era el propio Sarkozy. "Que alguien que fue durante 12 años presidente de la república, dos veces primer ministro, diga luego de haberlo reflexionado, «pienso que es él el que mantendrá sólidamente el timón del barco», sí es importante", había dicho el ministro del Interior antes del discurso del presidente.
Chirac quiso aprovechar su discurso de ayer para darles a los franceses cuatro mensajes que considera esenciales. "Sean intransigentes con el extremismo, el racismo, el antisemitismo o el rechazo del otro", fue el primero de los mensajes. "Todo en el alma de Francia dice no al extremismo." En el segundo instó a los franceses a "confiar en sí mismos y en Francia", y pidió a sus compatriotas que no teman a la globalización y no sacrifiquen el "modelo francés". "Es vital proseguir la construcción europea", fue el tercer mensaje, y agregó que Francia debe "afirmar la exigencia de una Europa potencia". Por último, insistió en que Francia "no es como los otros países" y tiene "responsabilidades particulares", como "defender la tolerancia, el diálogo y el respeto entre hombres y culturas" ante el "riesgo de un choque de civilizaciones".


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