EE.UU-COLOMBIA: ¿De qué servirá la cercanía?

La corta visita del presidente George W. Bush a Bogotá es una nueva señal de la posición privilegiada que el presidente Álvaro Uribe ocupa en sus afectos. Hoy, Uribe es el mandatario de la región más cercano a la Casa Blanca. Pero, en el contexto político interno de Estados Unidos, ¿hasta cuándo o hasta dónde servirá esa cercanía?

Los dos temas que más le interesan a Colombia en la agenda bilateral con E.U. son: el Tratado de Libre Comercio y la ayuda para la fase 2 del Plan Colombia. Y, precisamente, las noticias de los últimos días sobre esos temas revelan que, por una parte, la aprobación del TLC en el Congreso de E.U. será muy difícil, y por otra, la ayuda de E.U. a Colombia, va a comenzar a reducirse. En su entrevista con EL TIEMPO, Bush recordó la dificultad para aprobar el TLC con Centroamérica, en el 2005, como punto de referencia para la "batalla" que será sacar adelante el de Colombia. En ese momento, 2005, Bush era un Presidente con chequera. Acababa de ser reelegido y contaba con cómoda mayoría en el Capitolio. Allí, los demócratas se oponían al Cafta por una razón: les parecía un retroceso en términos de estándares laborales. Cafta pasó por apenas 2 votos en la Cámara.

Hoy, en el caso de Colombia, a los demócratas, que son mayoría, les preocupa no solo el tema laboral -ya lo dijeron- sino también, y sobre todo, el tema de derechos humanos. De tal forma que con el ingrediente adicional de la 'parapolítica', la "batalla" pinta bien complicada. Por el lado de la ayuda, no solo algunos demócratas están pidiendo una reducción y otros, un cambio de enfoque, sino que para Bush los logros que ha obtenido Colombia le permiten asumir una mayor parte de la financiación del Plan Colombia. El problema es que esas perspectivas de corte se asoman precisamente cuando el gobierno Uribe presentó la segunda fase del Plan Colombia, la cual no solo vale más de cuatro veces más que la primera sino que se espera que la comunidad internacional, especialmente E.U., aporte cerca de un 30 por ciento del total. Es decir que a pesar de los abrazos y las bienvenidas, los nubarrones para la agenda Bogotá-Washington siguen ahí.

Fuente: Análisis de Carlos Fernando Galán, Editor Político del diario El Tiempo de Bogotá Colombia