El Partido de los Trabajadores (PT) brasileño, con el que Luiz Inácio Lula da Silva ha ganado la presidencia en dos ocasiones, y los dos grandes sindicatos del país (la Central Única de Trabajadores y la Fuerza Sindical) han anunciado que apoyarán las manifestaciones que se están preparando para protestar mañana contra la llegada a São Paulo del presidente de EE UU, George W. Bush, que inicia así una gira por cinco países latinoamericanos. Esta decisión, evidentemente, no ha gustado a Lula, que se precia de sus buenas relaciones personales con su homólogo.
Asociaciones civiles y movimientos sociales, entre ellos los Sin Tierra tradicionales aliados de Lula preparan una serie de acciones para recibir a Bush en São Paulo, donde se encontrará con el presidente Lula. Brasil es la primera escala de una gira que incluirá, además, Uruguay, Colombia, Guatemala y México. Este tipo de recibimientos, que en la mayoría de las ocasiones no suele sorprender a los organizadores de los viajes de Bush, tiene en esta ocasión una peculiaridad: a las protestas se suma el partido más importante del Gobierno, al que pertenece el propio presidente de la República. Así lo ratificaba ayer Ricardo Berzoini, presidente del PT, en la página web del partido al asegurar que éste apoya el lema “Fuera, Bush”. La asesoría de comunicación del partido lo explica matizando que el PT no es el Gobierno y que siempre ha apoyado a los movimientos sociales y sus reivindicaciones.
Según Berzoini, el Gobierno debe mantener relaciones de Estado con la Casa Blanca; ahora bien, el PT, como formación política, tiene sus propias opiniones y siempre ha manifestado su protesta contra el comportamiento de Estados Unidos en los escenarios mundiales, tanto en las cuestiones políticas como en las comerciales, militares y medioambientales. Por eso, dice Berzoini, “el PT se une a los movimientos sociales en las protestas contra Bush”.


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