viernes, marzo 09, 2007

Presidente de Uruguay Tabaré, enfrentado con su alianza

Con un inusual operativo de seguridad, Uruguay espera la visita del presidente de Estados Unidos, George Bush, para esta noche, con expectativas muy diferentes, tanto en el gobierno como en la sociedad. En la mira de su propia coalición de izquierda por recibir a Bush, el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, confía en poder encontrar en su par norteamericano receptividad para un acuerdo que permita aumentar las exportaciones a ese país, fundamentalmente para los sectores cárnicos, lácteos, textiles, de software y de otros productos agroindustriales. "En una estrategia de desarrollo productivo, nos interesa mejorar el acceso de la producción uruguaya a la mayor cantidad posible de mercados mundiales; entre ellos, el de los Estados Unidos", dijo ayer Vázquez, en un intento por resaltar el aspecto positivo de la visita de Bush a Uruguay.
Vázquez buscará beneficios concretos para la economía local, que permitan mostrar ante los sectores del oficialismo y los sindicatos las ventajas de lograr acceso al mercado de Estados Unidos, lo que es resistido, por cuestiones ideológicas, por grupos de la coalición gobernante y por los gremios, que convocaron a dos marchas de protesta para esta noche. La llegada del jefe de Estado norteamericano se produce en momentos en que en Uruguay gobierna una coalición de izquierda -el Frente Amplio- que nació en 1971 bajo la bandera del antiimperialismo y que históricamente consideró a Estados Unidos un adversario político.
Por eso, como sucede en Brasil, la visita de Bush generó complicaciones en el interior del oficialismo. Mientras que algunos dirigentes se adhirieron a las movilizaciones que harán sindicatos y otros grupos de izquierda en rechazo a la visita del presidente norteamericano, otros salieron a aclarar que las relaciones diplomáticas de los gobiernos van por un andarivel diferente del de las expresiones de afinidad ideológica. Por último, un tercer grupo se mostró indiferente ante la visita. Estas posturas son señaladas por los partidos tradicionales, en la oposición, como muestras de incoherencia política. Visiones diferentes Las reuniones del gobierno uruguayo con la comitiva de Bush no se realizarán en Montevideo, sino en la estancia presidencial de Anchorena, ubicada en el departamento de Colonia, a 180 kilómetros de la capital. Vázquez y los dos ministros que más trabajaron por mejorar la relación comercial con Estados Unidos -el de Economía, Danilo Astori, y el de Industria, Jorge Lepra- esperan encontrar en la visita de Bush argumentos para demostrar la conveniencia de un acuerdo con ese país. Otros ministros irán al encuentro con una visión diferente.
El canciller Reinaldo Gargano, presidente del marxista Partido Socialista, no ha ocultado su malestar por el acercamiento de su gobierno a Estados Unidos y fue uno de los más firmes opositores a la posible firma de un tratado de libre comercio (TLC) con EE.UU. Luego de que Vázquez anunció, en agosto pasado, su disposición a llegar lo más lejos posible en un acuerdo comercial con Estados Unidos, Gargano encabezó la postura de rechazo al TLC. Bush ofreció a Vázquez en mayo pasado integrar a Uruguay en la lista de países para negociar un TLC. En ese momento, el gobierno oriental pidió al Mercosur un aval especial para poder firmar un acuerdo bilateral con Estados Unidos, que no le fue otorgado. Ante la resistencia de su propia alianza -pese a que contó con el apoyo de la oposición- y la negativa del Mercosur a aprobar un tratado por fuera del bloque, Vázquez se limitó a anunciar a fin del año pasado la firma de un acuerdo marco de inversiones y comercio (TIFA, por sus siglas en inglés), que se concretó en enero último. Por otro lado, las encuestas de opinión pública muestran que la imagen de Estados Unidos, que ha sido históricamente negativa en Uruguay, ha mejorado en los últimos tiempos.

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