El jueves pasado, la policía federal brasileña detuvo a 47 personas acusadas de formar parte de una banda que, en complicidad con políticos, fraguaba licitaciones públicas para la realización de obras de infraestructura y energía. Según los investigadores, la banda, ya popularmente conocida como "mafia de las obras", era comandada por el empresario Zuleido Veras, socio principal de Gautama, constructora sospechosa de pagar sobornos a legisladores para ganar licitaciones y que se preparaba para obtener provecho del Plan de Aceleración del Crecimiento (PAC), principal carta de inversiones del presidente Luiz Inacio Lula da Silva para los próximos cuatro años de su gobierno. La organización habría obtenido fondos de los ministerios de Energía, de Integración Nacional, de las Ciudades, de Planificación y del Departamento Nacional de Infraestructura de Transportes.
Para lograr sus propósitos, la empresa distribuía comisiones y obsequios, entre los que se cuentan un vehículo valuado en 50.000 dólares, pasajes aéreos y hospedajes en hoteles. Se estima que Gautama logró mediante esos procedimientos adjudicaciones por más de 80 millones de dólares. El modus operandi y hasta la participación de Zuleido Veras remiten en Brasil a una serie de escándalos que, según la percepción popular, continúan impunes. Los memoriosos se remontan a 1993, cuando el empresario era ejecutivo de la constructora OAS, acusada de sobornar a legisladores. En aquel momento, una comisión parlamentaria investigó las alteraciones practicadas en el presupuesto nacional y descubrió sucesivas maniobras fraudulentas para beneficiar a entidades y empresas en la ejecución de obras públicas a cambio de sobornos. Para justificar su enriquecimiento, uno de los diputados involucrados llegó a decir que era un hombre que había ganado reiteradas veces la lotería. El argumento no era del todo falso: informes de la época revelan que el legislador apostaba grandes cantidades de dinero y que las veces que lograba acertar le servían para "lavar" el dinero proveniente de las coimas. Conocido popularmente como "esquema de los enanos del presupuesto", por la baja estatura de los más comprometidos, aquel caso significó la renuncia del entonces presidente de la Cámara de diputados, Ibsen Pinheiro, del Partido del Movimiento Democrático, misma agrupación a la que pertenece Silas Rondeau, el ministro que ayer presentó su renuncia.
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