martes, mayo 22, 2007

Silas Rondeau, el primer ministro que cae en el segundo mandato de Lula

El ingeniero Silas Rondeau, salpicado por un nuevo y sonoro escándalo de corrupción en Brasil, es el primer ministro que renuncia al cargo en el segundo mandato que el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, comenzó el 1 de enero pasado. Rondeau, nacido el 15 de diciembre de 1952 en Barra do Corda, estado de Maranhao (norte), no tiene filiación partidaria conocida, pero está directamente vinculado al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de centroderecha, que en el nuevo período presidencial de Lula tiene una enorme influencia.

Renunció hoy al cargo tras haber sido implicado en un caso de corrupción generalizada con decenas de obras públicas, muchas de ellas incluidas en el "Programa de Aceleración del Crecimiento", un plan anunciado por el gobierno en enero pasado que prevé inversiones por 234.000 millones de dólares hasta el 2010. Rondeau reconoce como "padrinos políticos" al ex presidente José Sarney y al actual presidente del Senado, Renan Calheiros, quienes recomendaron su nombre a Lula para el Ministerio de Minas y Energía y ahora le aconsejaron dimitir. El propio Sarney informó de la dimisión de Rondeau y dijo que era el único camino posible, pues tanto el ministro como el PMDB tenían la "obligación" de dejar al gobierno en "una situación confortable". El PMDB se incorporó oficialmente al gobierno para el segundo mandato de Lula, con la fuerza que supone tener las primeras minorías tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado.

El ahora ex ministro comenzó su carrera en el sector público en la Compañía Energética del Estado de Maranhao en 1989 y ha ejercido importantes cargos técnicos desde entonces, como la presidencia de la empresa estatal Eletrobras, que ocupó entre 2004 y 2005. Así como sale ahora, Rondeau llegó al gobierno en julio del 2005 en medio de un escándalo de corrupción, que obligó a Lula a decidir profundos cambios en su gabinete, que le aproximaron al PMDB. La renuncia ese mes del influyente José Dirceu al Ministerio de la Presidencia por acusaciones de corrupción, llevó a ese cargo a la entonces ministra de Minas y Energía, Dilma Rousseff, quien a su vez dejó su lugar en manos de Silas Rondeau.

Como ministro de Minas y Energía le tocó lidiar con los serios problemas financieros y diplomáticos que siguieron a la decisión boliviana de nacionalizar los hidrocarburos, anunciada el 1 de mayo del 2006 por el presidente de ese país, Evo Morales, desde un campo de la empresa Petrobras ocupado por militares. Rondeau dirigió toda la crisis con Bolivia codo a codo con el presidente de Petrobras, José Sergio Gabrielli, incluso hasta el último episodio, que ha sido la venta de las dos refinerías de la estatal nacionalizadas por Bolivia, pactada hace tres semanas. De un perfil técnico impecable, reconocido incluso por sectores de la oposición, Rondeau ha renunciado tras ser acusado por la Policía Federal de recibir 100.000 reales (50.000 dólares) de una empresa implicada en fraudes contra el Estado. Rondeau supo de las acusaciones el lunes pasado, cuando estaba con Lula en una visita oficial a Paraguay, desde donde negó toda responsabilidad en el caso y aseguró que, si es necesario, probará su inocencia ante la justicia.

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