Nicolas Sarkozy, el nuevo presidente francés, gusta de los símbolos del pasado. Y especialmente si escapan del espectro de referencias que se le supone a un político conservador. Sus mejores discursos están llenos de Historia, de gestas patrióticas. Arrancó la campaña electoral robándole a la izquierda a dos de sus principales héroes: Jean Jaurès, el gran patriarca del socialismo, y Leon Blum, el hombre del Frente Popular. Y ha comenzado su mandato revistiéndose del espíritu de la Resistencia al invasor nazi y reclamando el espíritu de Guy Moquet.
Su visita al monumento de la Cascada del Bosque de Boulogne, donde fueron asesinados 35 resistentes en 1944, tan sólo una semana antes de la liberación de París, fue todo un golpe de efecto. Y más aún su homenaje al mítico Guy Moquet, el joven de 17 años ejecutado a principios de la guerra en represalia por el atentado contra un oficial alemán, y su anuncio de que, a partir de ahora, al comienzo de curso, cada año, se leerá en las aulas la emocionante carta que escribió a sus padres antes de morir, que comienza: "Mi pequeña mamá querida, mi pequeño hermano adorado, mi pequeño papá querido, voy a morir".

Guy Moquet-
A diferencia de los mártires del Bosque de Boulogne, Guy Moquet fue ejecutado al principio de la ocupación, el 22 de octubre de 1941. Tenía 17 años, pero no era un desconocido, un héroe anónimo. Había sido detenido un año antes, el 13 de octubre de 1940, por policías franceses del Gobierno colaboracionista de Vichy. Militante de las juventudes comunistas, era un internacionalista y un antifascista. Alumno del Liceo Carnot, repartía octavillas cuando le cogieron en la estación de metro de la Gare de l'Est. Era hijo de Prosper Moquet, un diputado comunista del distrito 17 de la capital, que había sido detenido poco después de la ocupación, encarcelado y deportado a Argelia.


No hay comentarios.:
Publicar un comentario