La avioneta, en una imagen de la cadena televisiva estadounidense NBC. (Foto: AFP)
Hace 20 años, el 28 de mayo de 1987, unas imágenes legendarias recorrieron el mundo. Una pequeña avioneta Cessna planeando entre edificios y aterrizando con toda naturalidad en la Plaza Roja de Moscú. A bordo, un muchachito alemán de 19 años, Mathias Rust. ¿Un visionario, un iluso o un perturbado? Muchos estaban seguros de que era todo eso y algo más. Hoy, 20 años después, rondando los 40, el hamburgués Mathias Rust dice que si pudiese, borraría todo eso de su memoria y de los libros de historia, según declaró al diario 'Bild'. Otros muchos se preguntan cómo fue posible que Rust, con su pequeño Cessna 172, lograra superar sin un rasguño el sistema de defensa antiaérea de la Unión Soviética, más aún si se tiene en cuenta que en 1983 este mismo sistema derribó un avión de pasajeros surcoreano con 269 personas a bordo.
Para los expertos, Rust, que había obtenido semanas antes su licencia de piloto, si bien arriesgó mucho, no tuvo muchos problemas para llegar a Moscú. Había partido de Uetersen, un pequeño aeródromo cercano a Hamburgo, rumbo a Escandinavia. Allí se pierde el rastro y sólo vuelve a reaparecer en la Plaza Roja. Nunca lo reveló, pero para los entendidos, desde la costa Báltica sólo había que volar sobre el tramo de la vía férrea para llegar a Moscú, a una altura muy escasa, fuera del alcance de los radares de la defensa antiaérea.
Problemas posteriores
Para la URSS, la inesperada visita de Rust causó un terremoto político, teniendo como consecuencia el relevo, por orden del presidente Mijail Gorbachov, del ministro de Defensa Serguei Sokolov y del jefe de la defensa antiaérea, Alexander Koldunov, por incapaces. Rust fue detenido, sometido a proceso y condenado en la URSS. Un año después fue indultado y retornó a Alemania, donde realmente comenzaron para él los problemas. Entró varias veces en conflicto con las leyes, una vez cuando hirió gravemente a puñaladas a una enfermera de un hospital donde estaba cumpliendo el servicio civil. "No se lo que se apoderó de mí en ese momento. Pido disculpas a todos aquellos a los que de alguna manera hice daño", dice reflexionando. También quiere borrar esto de su memoria, como su famosa aventura de hace dos decenios. Se le retiró su licencia de piloto, pero tiene una nueva adquirida en "algún país sudamericano", según dice, y la última vez que voló fue en noviembre pasado. "Volar sigue siendo para mí lo más lindo que hay en el mundo", afirma.
¿Que pretendió con su vuelo? "Dejar una marca, una señal de paz, luchar por el desarme. Ahora me doy cuenta de que fui un iluso, guiado por la inocencia de mi juventud", dijo a 'Bild'. Con 39 años, Rust acaba de divorciarse de su segunda esposa, una mujer de la India. Dice que sigue buscando a la mujer adecuada para formar una familia. Pasa la mayor parte de su vida en Berlín y actualmente se dedica a jugar al póker de forma profesional. Unos meses atrás ganó un torneo en Las Vegas y algo así como 750.000 dólares. "Pero volví a perder la mayor parte", dice. Le gustaría volver a Moscú recordando el vigésimo aniversario de su aventura. "Pero esta vez en vuelo regular de un avión de línea".
Fuente: Diario El Mundo de España
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