La reforma migratoria fracasó ayer en el Congreso estadounidense, dejando en el limbo hasta después de las elecciones del 2008 a millones de indocumentados que viven actualmente en el país y asestando un duro golpe al presidente George W. Bush, que quería convertir el proyecto en uno de los hitos de su mandato. ''Estoy muy decepcionado por no haber podido aprobar esta ley'', afirmó el líder de la mayoría demócrata Harry Reid, quien retiró del pleno del Senado el proyecto de reforma, tras la negativa de la cámara alta de cerrar el debate para pasar hoy a la votación final. ''Es un día triste para Estados Unidos'', lamentó el senador demócrata Charles Schumer. ''Todo el mundo sabe que nuestras leyes de inmigración no funcionan y nuestro país pierde parte de su grandeza cuando no logra arreglar algo que todo el mundo sabe que está roto'', dijo. ''Creo que se trata de una victoria para el pueblo estadounidense'', replicó el republicano Jim Demint, el más férreo adversario del proyecto, que preveía regularizar a los alrededor de 12 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos y asignar $4,400 millones para la seguridad fronteriza.
El presidente Bush, por su parte, se mostró hosco y decepcionado ante la derrota del proyecto. Su equipo de negociadores había expresado su optimismo respecto a la aprobación de la medida, o que al menos los resultados de la votación serían cercanos a los necesarios para lograrla. ''La inmigración ilegal es una de las principales preocupaciones del pueblo estadounidense y el que el Congreso no haya actuado conforme a ello es una decepción'', dijo Bush luego de una presentación en Newport, Rhode Island. ``Muchos de nosotros trabajamos para encontrar una posición común, pero no lo logramos. ''El Congreso en verdad debe demostrar a los estadounidenses que puede responder a los problemas difíciles'', agregó Bush. Posteriormente destacó sus otras metas para este año, entre ellas lograr el apoyo de los legisladores para sus iniciativas de energía, cuidado de la salud y balance del presupuesto. Los partidarios de la medida no pudieron recabar los 14 votos que les faltaban para alcanzar los 60 requeridos para limitar el debate y despejar el camino para la aprobación de la reforma migratoria. La votación fue de 46 a favor y 53 en contra. La medida buscaba fortalecer la seguridad fronteriza y al mismo tiempo ofrecer un proceso por el cual millones de indocumentados que ya se encuentran en el país puedan legalizar su situación. Los críticos calificaban la reforma de poco más que una amnistía para personas que violaron la ley.
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