"Nuestro sistema aéreo... pasa por dificultades", admitió anoche el presidente Luiz Inacio Lula da Silva en un mensaje en cadena de radio y televisión, en el que anunció un paquete de medidas para contener la crisis en el sector aéreo. El mandatario apareció públicamente por primera vez, tres días después del accidente del Airbus 320 en San Pablo, la mayor tragedia aérea en América latina. Su ausencia le había valido una serie de críticas y aumentó el costo político del manejo de la crisis, que se inició con el choque en el aire de un avión de Gol en diciembre pasado y llegó a su punto más álgido el miércoles a la noche, con la tragedia de TAM, que se cobró 200 víctimas. Lo delicado de la situación hizo que fuera convocado el asesor publicitario João Santana para participar de la elaboración del pronunciamiento. La ausencia de Lula durante 72 horas imponía la necesidad de un mensaje especial que compensara su súbita desaparición.
Santana, que asesoró a Carlos Menem, a Eduardo Duhalde y al gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, en su campaña para el gobierno provincial, sugirió un plano cerrado sobre el rostro del presidente -algo poco común para un mensaje oficial-, que mostró sus ojos levemente congestionados y un tono compungido. Las principales medidas anunciadas por el mandatario son la construcción de un nuevo aeropuerto en el Gran San Pablo y la reducción de vuelos para el aeropuerto de Congonhas, que hasta el día del accidente operaba 47 despegues y aterrizajes por hora. Durante su mensaje, Lula les pidió "serenidad a todos los brasileños" y aseguró que "el nivel de seguridad del sistema aéreo es compatible con todos los patrones internacionales. No podemos perder eso de vista".
Tras enumerar algunas de las medidas anunciadas durante la tarde por el Consejo de Aviación Civil, el mandatario brasileño pidió paciencia. "Todas las hipótesis serán examinadas. No se puede condenar o absolver a nadie basándose en opiniones apuradas. Estoy seguro de que, a la brevedad, el país tendrá las informaciones que necesita y merece", añadió. Y cuando todos los funcionarios cercanos al presidente y todos los medios brasileños aseguraban que ayer caería el ministro de Defensa, Waldir Pires, Lula volvió a hacer uso de una estrategia que se volvió rutina: no releva a nadie bajo presión. Aparentemente, el ministro, de 80 años, se habría ganado algunos días de sobrevida. Sin embargo, algunos nombres ya circulan para sucederlo: desde el canciller Celso Amorim hasta el vicepresidente José Alencar, que lo haría en forma interina. Pires y el presidente de Infraero, el brigadier José Carlos Pereira, serían relevados en el correr de la próxima semana.
Continue leyendo el artículo del diario La Nación de Buenos Aires
Santana, que asesoró a Carlos Menem, a Eduardo Duhalde y al gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, en su campaña para el gobierno provincial, sugirió un plano cerrado sobre el rostro del presidente -algo poco común para un mensaje oficial-, que mostró sus ojos levemente congestionados y un tono compungido. Las principales medidas anunciadas por el mandatario son la construcción de un nuevo aeropuerto en el Gran San Pablo y la reducción de vuelos para el aeropuerto de Congonhas, que hasta el día del accidente operaba 47 despegues y aterrizajes por hora. Durante su mensaje, Lula les pidió "serenidad a todos los brasileños" y aseguró que "el nivel de seguridad del sistema aéreo es compatible con todos los patrones internacionales. No podemos perder eso de vista".
Tras enumerar algunas de las medidas anunciadas durante la tarde por el Consejo de Aviación Civil, el mandatario brasileño pidió paciencia. "Todas las hipótesis serán examinadas. No se puede condenar o absolver a nadie basándose en opiniones apuradas. Estoy seguro de que, a la brevedad, el país tendrá las informaciones que necesita y merece", añadió. Y cuando todos los funcionarios cercanos al presidente y todos los medios brasileños aseguraban que ayer caería el ministro de Defensa, Waldir Pires, Lula volvió a hacer uso de una estrategia que se volvió rutina: no releva a nadie bajo presión. Aparentemente, el ministro, de 80 años, se habría ganado algunos días de sobrevida. Sin embargo, algunos nombres ya circulan para sucederlo: desde el canciller Celso Amorim hasta el vicepresidente José Alencar, que lo haría en forma interina. Pires y el presidente de Infraero, el brigadier José Carlos Pereira, serían relevados en el correr de la próxima semana.
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