lunes, agosto 20, 2007

Chávez supremo

Hugo Chávez nos tiene acostumbrados desde que llegó al poder hace nueve años a una política demagógica, populista y dirigista que dista mucho de lo que se espera debe ser un gobernante moderno, liberado de doctrinas marxistas superadas o de viejos iconos como Fidel Castro. Es verdad que el líder venezolano llegó a la presidencia gracias al voto y que su última reelección, el pasado diciembre, la logró ampliamente sin irregularidades. Con su anunciado proyecto de reforma de la Constitución, bautizada por él mismo como "bolivariana", repartida en forma de librito minúsculo por todos los rincones y refrendada por el pueblo un año después de que llegara a la jefatura del Estado, el ex militar golpista pretende pura y simplemente perpetuarse en el poder al permitir su reelección presidencial de forma indefinida. "Al menos hasta 2021 y si me responden que no, listo", ha dicho.
Lo malo es que el mandatario juega con las cartas marcadas: el apoyo lo tiene garantizado en la Asamblea Nacional, donde la oposición no cuenta con representación alguna porque boicoteó los últimos comicios legislativos, y también mayoritariamente en la calle, gracias a los ingresos del petróleo, el aumento del gasto público (Chávez pretende ahora acabar con la autonomía del banco central) y la mordaza de quienes osan criticar el chavismo, en primer término, los medios de comunicación críticos con su gestión. Y de eso saben mucho los directivos de Radio Caracas Televisión, a la que el Gobierno venezolano no renovó la licencia para continuar emitiendo en abierto.

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