viernes, agosto 24, 2007

IRAK: Bajo fuego y sin un sucesor viable en vista

El primer ministro iraquí, Nouri al-Maliki, pierde apoyo en Washington y es desafiado en Bagdad, pero hasta sus enemigos admiten que su margen de maniobra es limitado y que será difícil hallar a un sucesor viable. Casi todos los analistas coinciden en que lograr un final exitoso para la operación militar de Estados Unidos en el país depende de los intentos de los líderes iraquíes de reconciliar a las comunidades en guerra. Casi todos también coinciden en que la coalición gobernante de Al-Maliki -formada hace un año con miembros de las facciones chiitas, sunnitas y kurdas amargamente enfrentadas- ha sido una profunda decepción, incluso para sus simpatizantes iraquíes. Ahora, con la renuncia o boicot de 17 de los 40 ministros de su gabinete y la creciente frustración de la opinión pública en Irak y Estados Unidos, el primer ministro es blanco de todos los ataques. El embajador estadounidense en Irak, Ryan Crocker, sentó el tono el martes, cuando dijo a periodistas en Bagdad que el progreso del gobierno iraquí hacia el logro de una solución política al conflicto ha sido "extremadamente decepcionante" y advirtió que éste no posee "un cheque en blanco".
Sumándose a las declaraciones de Crocker, un nuevo informe de la inteligencia estadounidense advirtió que el poder de Al-Maliki "se debilitará" en los próximos meses. "La comunidad de inteligencia evalúa que el gobierno iraquí será más precario entre los próximos seis meses y un año debido a las críticas de otros miembros de la coalición", dice el documento, aunque también señala que también han habido mejoras "apreciables pero irregulares" en la seguridad en Irak. El presidente estadounidense George W. Bush, no obstante, salió al rescate de Al-Maliki, y lo calificó como "un buen hombre, con un trabajo difícil". Otros, en tanto, han pedido su renuncia, entre ellos la principal precandidata demócrata a la presidencia, la senadora Hillary Clinton, que afirmó que "el gobierno de Al-Maliki no es funcional y no puede producir un acuerdo político, porque tiene demasiadas deudas con líderes religiosos y sectarios". Este tipo de opinión es habitual en Irak, donde sobre todo los líderes sunnitas acusan al primer ministro chiita de favorecer a su propia comunidad y a sus milicias ilegales.

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