Bilawal estará al frente del Partido Popular de Pakistán, que decidió participar en las elecciones del 8 de enero. El drama de Pakistán nada tiene que envidiar a las tragedias griegas de Homero. El país estuvo ayer en vilo a la espera de que se revelara la última voluntad de la difunta Benazir Bhutto. Y así, en el tercer y último día de los ritos funerarios por la ex primera ministra opositora, la cúpula del Partido Popular de Pakistán (PPP) que ella lideraba eligió a su hijo Bilawal este domingo como su sucesor en el partido. Reunidos en la residencia familiar de Bhutto con su viudo, Asif Ali Zardari, y Bilawal, el comité del PPP leyó el testamento político de la ex premier que murió el jueves en un atentado en Rawalpindi, y decidió que su esposo asuma el cargo hasta que el hijo mayor de ambos termine sus estudios en la Universidad de Oxford.
Foto: AP
Bilawal Zardari (der.), hijo de Benazir Bhutto, y su viudo, Asif Ali Zardari, se dirigen a la prensa tras la reunión del partido
Además, la dirección del PPP anunció que participará en las elecciones legislativas y provinciales previstas para el 8 de enero, con el vicepresidente, Mahdoom Amin Fahim, como candidato a primer ministro si la formación gana en los comicios. "La democracia es la mejor venganza", dijo el joven en honor a las palabras de su madre, en un discurso trasmitido por el canal privado Dawn News. "La larga e histórica lucha del PPP por la democracia continuará con vigor renovado", insistió Bilawal. Por su parte, Zardari pidió a los periodistas que no le hicieran preguntas a su hijo, que adoptará el apellido de su madre y ahora se hará llamar Bilawal Bhutto Zardari.
Incertidumbre electoral
"No deberíamos dar a la junta militar ninguna excusa para posponer los comicios", insistió el copresidente del PPP, al tiempo que agregó que pedirá a la ONU una investigación internacional del atentado que acabó con la vida de su esposa, porque desconfía de la que está haciendo el gobierno paquistaní. Tras oír sus declaraciones, el presidente Pervez Musharraf dijo que "considerará" la posibilidad de recurrir a una investigación internacional para esclarecer el asesinato de la líder opositora. Las reacciones fueron inmediatas. El ex primer ministro opositor y presidente de la Liga Musulmana-N, Nawaz Sharif, antiguo rival de Bhutto y quien había decidido boicotear las elecciones en solidaridad con el PPP tras su muerte, dijo ayer que acudiría a las urnas. Pero la Liga Musulmana-Q, leal a Musharraf, que hasta ahora se mantenía firme en no retrasar los comicios, decidió abandonar la campaña electoral por la difícil situación que atraviesa el país. Así lo anunció ayer el vocero del partido, Tariq Azeem, quien consideró que "un aplazamiento de las elecciones de 10 a 12 semanas es una opción realista dado el clima de violencia que padece el país". Además, es poco probable que las elecciones tengan lugar el 8 de enero, ya que desde el sábado la Comisión Electoral, que hoy deberá tomar una decisión al respecto en una reunión de emergencia, indicó que el proceso ya se había visto enturbiado con la muerte de Bhutto y la violencia que sacudió al país tras su asesinato.
En Pakistán se apreció ayer un tímido regreso a la normalidad en las principales ciudades del país. Después de tres días de cólera y disturbios, los habitantes pudieron salir a las calles a comprar comida y llenar los tanques de gasolina de sus carros. Por otro lado, en una llamada a las oficinas del canal de televisión Geo, un supuesto vocero de Al Qaeda rechazó ayer la versión oficial de la investigación por el atentado, atribuido a un líder tribal paquistaní presuntamente vinculado con la red terrorista.
La gente ve un futuro negro
La muerte en un atentado terrorista de la ex primera ministra Benazir Bhutto desató la ira contenida por décadas de represión y dictadura de este populoso país con cerca de 160 millones de habitantes y representa, para muchos, el aborto de la democracia que se estaba gestando en Pakistán. Farrah Bokhari recuerda que en los tiempos del primer mandato de Bhutto, Pakistán era un país moderno y occidentalizado. "La clase media hablaba francés e inglés y había salas de baile y clubes nocturnos. Ahora todo es incierto y el futuro es muy negro", dice esta paquistaní tras criticar que cada vez hay más madrasas (escuelas coránicas) y radicales islamistas. Ahora muchos temen que se vuelva a imponer el estado de excepción, levantado apenas hace dos semanas. "La situación es imposible, si no se controla volverá la ley marcial", le dijo con desasosiego a EL TIEMPO, Daud Khan.
Fuente: Diario El Tiempo de Bogotá, Colombia
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