martes, enero 22, 2008

¿Por qué es una pieza clave el dos más dos con Chile?

Por: Juan Paredes Castro. Editor del diario El Comercio de Lima

De la actual incomodidad que vive la diplomacia chilena por la demanda peruana ante La Haya tendrá que pasar a considerar no solo las motivaciones de una controversia que ha negado siempre, sino también que ya no es posible poner en retroceso los avances logrados en la relación bilateral.

El tiempo que ha de tomarse la posición oficial chilena para ello no creemos que sea de cortísimo plazo. Pero tampoco arriesgará el mediano plazo. Y peor todavía el largo. Posiblemente antes de julio o agosto de este año veamos algunas primeras señales de respuesta del sur a la búsqueda de una solución pacífica de aquello que no cabe dejar sometido ni al punto muerto del pasado ni a ningún tipo de presiones económicas o militares a futuro.

A Chile le ha costado sangre, sudor y lágrimas defender primero y restaurar después su Estado de derecho, que no es solo interno sino también de cara al mundo, como para arruinarlo en medio de tentaciones de desacato internacional y de arcaicas apelaciones al uso de la fuerza.

Chile es igualmente consciente del alto grado de posicionamiento económico, financiero y comercial logrado en la región y en los mercados del mundo como para echarlo por la borda a nombre del desconocimiento de pactos y compromisos bilaterales y multilaterales que, prácticamente, lo obligan a zanjar de manera jurídica ciertas diferencias con sus vecinos, entre ellos el Perú.


Si estas consideraciones de hecho y de derecho están en la fría cabeza de la diplomacia chilena, los peruanos debemos abrigar la confianza de que finalmente, por encima de cualquier temporal molestia, van a terminar reconstruyéndose algunos de los mecanismos que contribuyeron mucho a que las relaciones bilaterales se normalizaran después de largo tiempo. Uno de esos mecanismos fue el llamado dos más dos, que alguna vez tuvo sentados, cara a cara, en Lima y en Santiago, a los cancilleres y presidentes de los comandos conjuntos de Perú y Chile.

Ni a Perú ni a Chile les conviene mantener flancos abiertos. Más peligrosamente aun desde el presupuesto chileno mal fundado de que la demanda ante La Haya sea un acto inamistoso. Tenemos demasiadas cosas en común que estudiar, tratar, manejar y desarrollar civilizadamente.

Lo que ambos países tenemos a un lado de la balanza en términos de intercambio logrados debería animarnos a seguir confiando mucho más en las virtudes de la diplomacia que en la eventualidad de dejar sembradas cuestiones pendientes que las generaciones futuras verán como pesadas hipotecas en sus vidas.

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