La reciente reunión de la presidenta Cristina Kirchner con sus pares Evo Morales y Lula da Silva resultó infructuosa para mejorar las perspectivas argentinas en materia de abastecimiento de gas y encontró una tajante respuesta de Brasil. No cederá a la Argentina ni una molécula del gas boliviano. En todo caso, podrá vendernos una potencia eléctrica de 200 MW en las horas pico. Está claro que estamos frente a un panorama extremadamente difícil y que se requerirán importaciones crecientes de combustibles líquidos para sustituir donde sea posible el uso del gas. Es sólo una faceta de la crisis energética que tiene su otra cara en el sector eléctrico y que demanda subsidios estatales que crecen a un ritmo vertiginoso.
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