En la calle las opiniones están divididas a favor y en contra del campo. Pero más allá de las ideas políticas y de lo que cada uno interpreta acerca del conflicto; muchos ya están cansados de no conseguir ciertos insumos para el consumo cotidiano o de tener que comprarlos a precios exorbitantes. "No puede ser que tenga que venir más de una vez o pasar por otro lado porque hay límite para comprar todo. Yo tengo cuatro hijos y con dos yogures no hago nada", comentó Andrea Fabianni mientras intentaba comprar algo para el fin de semana.
Es que, ayer, los empleados y repositores de los distintos supermercados sólo se dedicaron a ordenar la escasa mercadería existente en lo que a lácteos, carnes y pollo respecta. En estos rubros, la venta estaba restringida a dos unidades o dos kilos por familia. Incluso, en algunos locales decidieron regular todos los productos debido a la incertidumbre que aún existe sobre el día en que volverán a llegar a Mendoza los camiones con mercadería.
"Uno ya no sabe qué pensar, pero lo cierto es que siempre 'ligamos' nosotros. Porque el problema no es que ahora no haya nada, sino que los precios suben y, si se soluciona el conflicto, dudo mucho que vayan a bajar", exclamó Mario Cellini. El hombre se había ilusionado cuando en un súper de la calle Las Heras detectó algunos trozos de carne y, al acercarse, se dio cuenta de que le ofrecían cortes destinados a exportación y envasados al vacío con costos que superaban los $ 35 el kilo.
Como Cellini, muchos tomaban los paquetes, los miraban un rato y -finalmente- los devolvían a su sitio. Esa especie de chasco que muchos se llevaron no sólo provocó malestar en la gente sino que los indujo a comprar con más paciencia que en otras oportunidades.
Así, los clientes se detenían a evaluar los productos uno por uno con la intención de no tomar decisiones erradas. "La mayoría son cosas que no conozco. Todavía no me entra en la cabeza que no pueda comprar leche fresca en este país", se quejó la señora Elizabeth mientras observaba la opción en leches saborizadas y destinadas al público infantil que no llamaban su atención.
Fuente: Diario de los Andes de Argentina
Es que, ayer, los empleados y repositores de los distintos supermercados sólo se dedicaron a ordenar la escasa mercadería existente en lo que a lácteos, carnes y pollo respecta. En estos rubros, la venta estaba restringida a dos unidades o dos kilos por familia. Incluso, en algunos locales decidieron regular todos los productos debido a la incertidumbre que aún existe sobre el día en que volverán a llegar a Mendoza los camiones con mercadería.
"Uno ya no sabe qué pensar, pero lo cierto es que siempre 'ligamos' nosotros. Porque el problema no es que ahora no haya nada, sino que los precios suben y, si se soluciona el conflicto, dudo mucho que vayan a bajar", exclamó Mario Cellini. El hombre se había ilusionado cuando en un súper de la calle Las Heras detectó algunos trozos de carne y, al acercarse, se dio cuenta de que le ofrecían cortes destinados a exportación y envasados al vacío con costos que superaban los $ 35 el kilo.
Como Cellini, muchos tomaban los paquetes, los miraban un rato y -finalmente- los devolvían a su sitio. Esa especie de chasco que muchos se llevaron no sólo provocó malestar en la gente sino que los indujo a comprar con más paciencia que en otras oportunidades.
Así, los clientes se detenían a evaluar los productos uno por uno con la intención de no tomar decisiones erradas. "La mayoría son cosas que no conozco. Todavía no me entra en la cabeza que no pueda comprar leche fresca en este país", se quejó la señora Elizabeth mientras observaba la opción en leches saborizadas y destinadas al público infantil que no llamaban su atención.
Fuente: Diario de los Andes de Argentina
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