lunes, marzo 24, 2008

Bolivia y Chile fortalecen las bases para el diálogo del mar

Cíclicamente, Bolivia y Chile han sido protagonistas de acercamientos que han alentado las expectativas en ambos pueblos respecto a la ansiada definición del tema marítimo, aunque este sentimiento fuera mayor y más evidente en un pueblo más que en el otro.

Hoy se vive uno de estos momentos, con una relación consagrada de “buenas señales“ y una negociación que aparentemente va viento en popa, como se han encargado de recordar no sólo los representantes diplomáticos, sino los propios mandatarios. No por nada, el presidente Morales ha dicho ayer en el acto central del Día del Mar, que espera que la confianza mutua iniciada entre ambas naciones devuelva el mar al país, a tiempo de recordar que ´Bolivia jamás dejará de luchar para recuperar un mar con plena soberanía´

En esta línea también se han pronunciado últimamente entidades de la sociedad civil, que demuestran que si bien las posiciones duras y los nacionalismos no han sido erradicados, son cada vez más —en especial jóvenes— los que demandan llegar a un acuerdo, aunque no definitivo, de este conflicto centenario.

“No definitivo“ en este contexto tiene un particular significado porque es, al parecer, el primer punto de encuentro en la mesa de negociaciones: que la solución al problema se hallará de manera gradual, lo que descarta de inicio que Bolivia acceda al territorio marítimo de manera soberana sin una previa fórmula intermedia, lo que no significa que haya renunciado a dicha cualidad. La pregunta aquí cae por su propio peso: ¿y existe esta fórmula intermedia?

No sólo una sino hasta cinco o seis, que si bien ninguna en particular ha sido manifiestamente apoyada por alguno de los cuerpos diplomáticos, forman parte de la discusión de la mesa de negociación, que a la luz de los hechos se muestra algo más grande que los 13 puntos de la agenda oficial. Entre estas propuestas pueden citarse: la supremacía territorial, la soberanía funcional, un corredor trinacional u otro terrestre binacional o un enclave soberano.

Sólo el reconocimiento de que se discute alguna de estas posibilidades —como lo dijera el canciller boliviano, David Choquehuanca, en una entrevista publicada el domingo en este medio— es la mejor prueba de que hay avances.

El propio Choquehuanca lo ha dicho: “Con Chile no se descarta nada, ni siquiera venderle gas“, con lo que no sólo entierra la política de “gas por mar“, que propusiera la gestión de Carlos Mesa y que para muchos nació muerta, sino que abre las puertas a un intercambio comercial más activo y que para los empresarios bolivianos ojalá fuera más equitativo, en alusión directa a una demanda de mayor apertura de mercados. Ciertamente, después de todo, Bolivia le compra más a Chile.

Aunque incluso en ello se han dado recientes señales: la administración de ciertas áreas por parte de Bolivia del puerto de Iquique, es una de ellas, que forma parte de la agenda de 13 puntos, la misma que a decir de Sergio Molina, periodista y analista boliviano radicado en Santiago, “marcha en un marco de relaciones óptimas“.

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