Al comienzo de la guerra en Irak, la administración del presidente George W. Bush pronosticó que la expulsión de Saddam Hussein costaría entre $50,000 y $60,000 millones, así como el restablecimiento del orden y la instalación de un nuevo gobierno.
Cinco años después, las cuentas del Pentágono sobre el costo de la guerra ascienden aproximadamente a $600,000 millones... y sigue subiendo. Joseph E. Stiglitz, economista laureado con el Nóbel y detractor de la guerra, estima que el costo a largo plazo ascenderá a más de $4 billones. La Oficina Presupuestaria del Congreso y otros analistas dicen que una cifra más realista rondaría entre $1 y $2 billones, dependiendo de los niveles de tropas y por cuánto continúe la ocupación estadounidense.
Entre economistas y legisladores, el interrogante de cómo contabilizar el costo de la guerra es un tema de intensa discusión. Y los costos siguen aumentando.
Demócratas en el Congreso critican ferozmente a la Casa Blanca con respecto a los gastos de la guerra. Sin embargo, prácticamente es una certeza que los demócratas suministrarán decenas de miles de millones de dólares adicionales en una iniciativa de ley militar el mes entrante. Algunos integrantes del Partido Demócrata incluso están exponiendo argumentos en contra de la imposición de condiciones, como un plazo para el retiro, aduciendo que esa táctica fracasará como ha ocurrido en el pasado.
Todos los registros sobre costos de guerra incluyen operaciones en la zona de combate, tropas de apoyo, reparación de equipamiento, salarios de reservistas, paga especial por combate para fuerzas regulares y algunos gastos del cuidado de veteranos heridos; cantidades que típicamente caen fuera de los presupuestos regulares de los departamentos de Defensa o Asuntos de Veteranos.
Los estimados más altos a menudo incluyen proyecciones de operaciones futuras, cuidado de salud a largo plazo y costos de discapacidad para veteranos, una parte del presupuesto regular y anual de Defensa y, en algunos casos, efectos económicos más amplios, incluido un porcentaje de precios mayores del petróleo y el impacto de incrementar la deuda nacional para cubrir el creciente gasto en la guerra.
El debate que arde en el Capitolio, sobre el trayecto de la campaña presidencial, tanto en institutos de investigación como académicos, aborda factores tan esotéricos como el índice inflacionario que es apropiado para los costos de cuidado de la salud de los veteranos; el valor monetario de casi 4,000 soldados muertos; y cuál ha sido el papel, si es que lo hay, de la guerra en el aumento de los precios del petróleo. Algunos economistas que siguen de cerca los costos de la guerra dicen temer que los políticos estén cometiendo errores similares a los cometidos en el 2002, luego de no haber comprendido plenamente los costos financieros, tanto a corto como a largo plazo, que aún quedan por delante.
Siga leyendo el artículo del diario El Nuevo Herald de Miami
Cinco años después, las cuentas del Pentágono sobre el costo de la guerra ascienden aproximadamente a $600,000 millones... y sigue subiendo. Joseph E. Stiglitz, economista laureado con el Nóbel y detractor de la guerra, estima que el costo a largo plazo ascenderá a más de $4 billones. La Oficina Presupuestaria del Congreso y otros analistas dicen que una cifra más realista rondaría entre $1 y $2 billones, dependiendo de los niveles de tropas y por cuánto continúe la ocupación estadounidense.
Entre economistas y legisladores, el interrogante de cómo contabilizar el costo de la guerra es un tema de intensa discusión. Y los costos siguen aumentando.
Demócratas en el Congreso critican ferozmente a la Casa Blanca con respecto a los gastos de la guerra. Sin embargo, prácticamente es una certeza que los demócratas suministrarán decenas de miles de millones de dólares adicionales en una iniciativa de ley militar el mes entrante. Algunos integrantes del Partido Demócrata incluso están exponiendo argumentos en contra de la imposición de condiciones, como un plazo para el retiro, aduciendo que esa táctica fracasará como ha ocurrido en el pasado.
Todos los registros sobre costos de guerra incluyen operaciones en la zona de combate, tropas de apoyo, reparación de equipamiento, salarios de reservistas, paga especial por combate para fuerzas regulares y algunos gastos del cuidado de veteranos heridos; cantidades que típicamente caen fuera de los presupuestos regulares de los departamentos de Defensa o Asuntos de Veteranos.
Los estimados más altos a menudo incluyen proyecciones de operaciones futuras, cuidado de salud a largo plazo y costos de discapacidad para veteranos, una parte del presupuesto regular y anual de Defensa y, en algunos casos, efectos económicos más amplios, incluido un porcentaje de precios mayores del petróleo y el impacto de incrementar la deuda nacional para cubrir el creciente gasto en la guerra.
El debate que arde en el Capitolio, sobre el trayecto de la campaña presidencial, tanto en institutos de investigación como académicos, aborda factores tan esotéricos como el índice inflacionario que es apropiado para los costos de cuidado de la salud de los veteranos; el valor monetario de casi 4,000 soldados muertos; y cuál ha sido el papel, si es que lo hay, de la guerra en el aumento de los precios del petróleo. Algunos economistas que siguen de cerca los costos de la guerra dicen temer que los políticos estén cometiendo errores similares a los cometidos en el 2002, luego de no haber comprendido plenamente los costos financieros, tanto a corto como a largo plazo, que aún quedan por delante.
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