"Esta visita abrirá un nuevo capítulo en las relaciones bilaterales de los dos países y ayudará a la atmósfera de cooperación en la región". De esta forma se ha expresado el presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, al llegar hoy a Irak, en un encuentro histórico con el presidente iraquí, Jalal Talabani. "Un Irak unido, poderoso y desarrollado traerá beneficios a todos", ha asegurado Ahmadinejad en una rueda de prensa a su llegada a Bagdad.
Por su parte, Talabani ha declarado que Irak está intentando expulsar de sus territorios a un grupo rebelde iraní, una exigencia clave de Teherán. "La presencia de aquellos terroristas está prohibida por la constitución y estamos trabajando para deshacernos de ellos", ha dicho Talabani al referirse al grupo Mujahadeen e-Khalq, la mayor organización militante que se opone al régimen de la República Islámica.
Esta es la primera visita de un mandatario iraní a Irak desde la guerra que enfrentó a ambos países entre 1980 y 1989, y que dejó más de un millón de muertos.
Talabani ha recibido a pie del avión a un Ahmadineyad ataviado con un traje gris, camisa blanca y sin corbata. El presidente iraní permanecerá dos días en Irak, acompañado por una comitiva que incluye Manucher Mottaki, así como a los titulares de las carteras de Economía y de Transporte.
Con motivo de su llegada, la policía iraquí ha reforzado la seguridad en las calles Bagdad, sobre todo en el barrio de Al Karrada, en el centro de la capital, donde han cerrado las calles que conducen a la residencia de Talabani, según fuentes del ministerio del Interior.
Visita histórica
Se trata de la primera visita de un mandatario iraní desde 1953, cuando el Sha Reza Pahlavi hizo escala en Bagdad en su fuga hacia Europa tras intentar deshacerse de su primer ministro Mohamed Mossadegh.
Antes de su llegada a Bagdad, Ahmadineyad declaró que se trata de una visita que permitirá reforzar las relaciones entre los dos países. "Irán e Irak son dos países amigos y vecinos. Tenemos una relación histórica. Sólo por un breve periodo, a instigación de algunos países occidentales, se rompieron las relaciones entre nosotros. Pero siempre ha habido lazos profundos. Muchos iraníes han nacido en Irak y al revés. Tenemos una buena relación que debemos fortalecer aún más. Mi viaje quiere transmitir un mensaje de respeto a los iraquíes, a sus elecciones, a su soberanía nacional y a su independencia", asegura en la entrevista que hoy publica EL PAÍS.
"Consideramos que la inseguridad, los desacuerdos y las tesiones son orquestados por los ocupantes de Irak", ha añadido Ahmadineyad en alusión a EE UU, que acusa a Teherán de tener un programa nuclear secreto y de estar detrás de algunos grupos insurgentes. "¿No es raro que aquellos que tienen 160.000 militares en Irak acusen a los otros de ingerencia", ha asegurado el presidente iraní.
Las relaciones diplomáticas entre Washington y Teherán permanece rotas desde 1980, pero desde el año pasado han mantenido tres encuentros sobre la seguridad en Irak. Mejores relaciones arrastran Irán e Irak, precisamente desde el derrocamiento en 2003 del régimen de Sadam Husein. Los dos países estuvieron enfrentados de 1980 a 1988 por el enclave de Chat el Arab, en una cruenta guerra que dejó un millón de muertos.
Pese a esta guerra, Irán fue durante la dictadura el destino de exilio de la mayor parte de los líderes chiíes. Se calcula que al menos el 60% de los iraquíes pertenecen a la rama chií del Islam, que además comparten lazos tribales y familiares con el vecino iraní.
Fuente: Diario El País de España
Por su parte, Talabani ha declarado que Irak está intentando expulsar de sus territorios a un grupo rebelde iraní, una exigencia clave de Teherán. "La presencia de aquellos terroristas está prohibida por la constitución y estamos trabajando para deshacernos de ellos", ha dicho Talabani al referirse al grupo Mujahadeen e-Khalq, la mayor organización militante que se opone al régimen de la República Islámica.
Esta es la primera visita de un mandatario iraní a Irak desde la guerra que enfrentó a ambos países entre 1980 y 1989, y que dejó más de un millón de muertos.
Talabani ha recibido a pie del avión a un Ahmadineyad ataviado con un traje gris, camisa blanca y sin corbata. El presidente iraní permanecerá dos días en Irak, acompañado por una comitiva que incluye Manucher Mottaki, así como a los titulares de las carteras de Economía y de Transporte.
Con motivo de su llegada, la policía iraquí ha reforzado la seguridad en las calles Bagdad, sobre todo en el barrio de Al Karrada, en el centro de la capital, donde han cerrado las calles que conducen a la residencia de Talabani, según fuentes del ministerio del Interior.
Visita histórica
Se trata de la primera visita de un mandatario iraní desde 1953, cuando el Sha Reza Pahlavi hizo escala en Bagdad en su fuga hacia Europa tras intentar deshacerse de su primer ministro Mohamed Mossadegh.
Antes de su llegada a Bagdad, Ahmadineyad declaró que se trata de una visita que permitirá reforzar las relaciones entre los dos países. "Irán e Irak son dos países amigos y vecinos. Tenemos una relación histórica. Sólo por un breve periodo, a instigación de algunos países occidentales, se rompieron las relaciones entre nosotros. Pero siempre ha habido lazos profundos. Muchos iraníes han nacido en Irak y al revés. Tenemos una buena relación que debemos fortalecer aún más. Mi viaje quiere transmitir un mensaje de respeto a los iraquíes, a sus elecciones, a su soberanía nacional y a su independencia", asegura en la entrevista que hoy publica EL PAÍS.
"Consideramos que la inseguridad, los desacuerdos y las tesiones son orquestados por los ocupantes de Irak", ha añadido Ahmadineyad en alusión a EE UU, que acusa a Teherán de tener un programa nuclear secreto y de estar detrás de algunos grupos insurgentes. "¿No es raro que aquellos que tienen 160.000 militares en Irak acusen a los otros de ingerencia", ha asegurado el presidente iraní.
Las relaciones diplomáticas entre Washington y Teherán permanece rotas desde 1980, pero desde el año pasado han mantenido tres encuentros sobre la seguridad en Irak. Mejores relaciones arrastran Irán e Irak, precisamente desde el derrocamiento en 2003 del régimen de Sadam Husein. Los dos países estuvieron enfrentados de 1980 a 1988 por el enclave de Chat el Arab, en una cruenta guerra que dejó un millón de muertos.
Pese a esta guerra, Irán fue durante la dictadura el destino de exilio de la mayor parte de los líderes chiíes. Se calcula que al menos el 60% de los iraquíes pertenecen a la rama chií del Islam, que además comparten lazos tribales y familiares con el vecino iraní.
Fuente: Diario El País de España
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