domingo, mayo 18, 2008

BOLIVIA: Es hora de un Gran Acuerdo Nacional

La inestabilidad política se ha vuelto crónica y opera para los inversionistas como una fuerza poderosa que les aleja. Ahora ni siquiera es posible atraer las inversiones que se necesitan para aumentar la producción de un gas natural que tiene mercado asegurado.

El estado general de las cosas ha llegado a un punto en que es preciso que los bolivianos, sobre todo los líderes, mediten acerca del futuro y, cediendo lo que haya que ceder, lleguen a acuerdos. Ayudará a este propósito que los actores de la política nacional piensen que les toca estar en situaciones de conducción, que recibieron un país entero y no pueden entregarlo en retazos a quienes les sucedan.

Ninguna ideología, ningún sentimiento sectario o regional debe ser más importante que la unidad de Bolivia. Partir de ese principio también ayudará a encontrar soluciones para este momento tan difícil.

Otros países han sufrido crisis incluso peores que la boliviana de estos días y han podido salir indemnes. Para lograrlo, sólo pusieron en acción un profundo patriotismo.

Los españoles fueron capaces de tapar con un manto de amnesia los terribles recuerdos de una guerra que los desangró, sólo pensando en la necesidad de construir un futuro digno para las nuevas generaciones. El Acuerdo Nacional que puso en práctica el ex presidente Alberto Fujimori en el Perú, en su hora, sigue ahora vigente a pesar de que él está en la cárcel esperando una condena.

Para llegar a ese tipo de acuerdos hace falta que los dirigentes políticos, ya sea en el Gobierno nacional, en los departamentales o en los partidos, se propongan actuar con honestidad. Porque el método de engañarse, de simular acuerdos o treguas que luego son rotas, no solamente impidió los acuerdos, sino que profundizó las diferencias.

Quizá sea mejor pensar que la crisis es permanente y que eso se refleja no sólo en el hecho de que nadie quiere invertir en Bolivia —ni siquiera los propios bolivianos—, sino que ha provocado un estado de desaliento generalizado entre los ciudadanos.

La inestabilidad permanente está inviabilizando el futuro del país. Mientras otros países, sobre todo los vecinos, impulsan su economía y avanzan en la difícil tarea de reducir la pobreza en este continente, Bolivia está frenada. La inestabilidad política se ha vuelto crónica y opera para los inversionistas como una fuerza poderosa que les aleja. Ahora ni siquiera es posible atraer las inversiones que se necesitan para aumentar la producción de un gas natural que tiene mercado asegurado. Y lo mismo ocurre con las que podrían llegar al sector minero, impulsadas por los precios excelentes de los minerales y que han provocado un alud de inversiones en países como Argentina, Chile, Perú o Brasil.

Siga leyendo el artículo del diario La Razón de Bolivia

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