Entre la espada y la pared, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, ha tenido que plegarse a la enorme presión política de sus socios de Gobierno y de varios ministros de su propio partido, Kadima, que luchan sin disimulo por sustituirle. El jefe del Ejecutivo aprobó ayer la convocatoria de unas elecciones primarias, cuya fecha se decidirá la semana que viene.
El relevo de Olmert por otro dirigente de su grupo -la responsable de la diplomacia, Tzipi Livni, se perfila como la candidata con más opciones- es la única vía de escape para evitar los comicios anticipados en Israel. Las encuestas prevén el hundimiento del partido de Olmert y la victoria del Likud.
Sólo un milagro puede salvar al gobernante, acosado por un magnate estadounidense que asegura haber entregado unos 97.000 euros en efectivo a Olmert cuando éste ejercía como ministro de Industria en el anterior Gobierno de Ariel Sharon. Morris Talansky será interrogado el martes.
Y su declaración puede ser el último clavo en el ataúd político del primer ministro, quien, lejos de replegarse, asegura que tras la comparecencia de Talansky la imputación se desvanecerá.
El Partido Laborista y el ultraortodoxo Shas, que suman 31 de los 64 diputados que respaldan al Gobierno, amenazaron el martes con respaldar una moción en el Parlamento para la disolución de la Cámara de 120 escaños. Incluso el izquierdista Meretz, el partido más reacio al adelanto electoral, exigió una reacción inmediata a Kadima.
Poco importa ya que Olmert esgrima que las negociaciones en marcha con los palestinos y el incipiente proceso de paz con Siria quedarían seriamente dañados. Entre otros motivos, porque los avances en esas negociaciones han sido casi nulos.
Si en la lucha política israelí no hay tregua, tampoco la hay en el campo de batalla de Gaza. Ayer, tres civiles y un miliciano de Hamás -otros tres fallecieron la víspera- murieron en varios ataques de la aviación y la artillería israelíes en el norte y sur de la franja. Una de las víctimas es una niña de nueve años cuya cabeza fue seccionada por un proyectil de artillería. La reacción del Ejército israelí al lanzamiento diario de cohetes artesanales por parte de los milicianos de Hamás y la Yihad Islámica ha provocado desde comienzos de año un aumento desmesurado de las muertes de civiles en Gaza. Más de la mitad de las personas fallecidas nada tienen que ver con los combates.
Fuente: Diario El País de España
El relevo de Olmert por otro dirigente de su grupo -la responsable de la diplomacia, Tzipi Livni, se perfila como la candidata con más opciones- es la única vía de escape para evitar los comicios anticipados en Israel. Las encuestas prevén el hundimiento del partido de Olmert y la victoria del Likud.
Sólo un milagro puede salvar al gobernante, acosado por un magnate estadounidense que asegura haber entregado unos 97.000 euros en efectivo a Olmert cuando éste ejercía como ministro de Industria en el anterior Gobierno de Ariel Sharon. Morris Talansky será interrogado el martes.
Y su declaración puede ser el último clavo en el ataúd político del primer ministro, quien, lejos de replegarse, asegura que tras la comparecencia de Talansky la imputación se desvanecerá.
El Partido Laborista y el ultraortodoxo Shas, que suman 31 de los 64 diputados que respaldan al Gobierno, amenazaron el martes con respaldar una moción en el Parlamento para la disolución de la Cámara de 120 escaños. Incluso el izquierdista Meretz, el partido más reacio al adelanto electoral, exigió una reacción inmediata a Kadima.
Poco importa ya que Olmert esgrima que las negociaciones en marcha con los palestinos y el incipiente proceso de paz con Siria quedarían seriamente dañados. Entre otros motivos, porque los avances en esas negociaciones han sido casi nulos.
Si en la lucha política israelí no hay tregua, tampoco la hay en el campo de batalla de Gaza. Ayer, tres civiles y un miliciano de Hamás -otros tres fallecieron la víspera- murieron en varios ataques de la aviación y la artillería israelíes en el norte y sur de la franja. Una de las víctimas es una niña de nueve años cuya cabeza fue seccionada por un proyectil de artillería. La reacción del Ejército israelí al lanzamiento diario de cohetes artesanales por parte de los milicianos de Hamás y la Yihad Islámica ha provocado desde comienzos de año un aumento desmesurado de las muertes de civiles en Gaza. Más de la mitad de las personas fallecidas nada tienen que ver con los combates.
Fuente: Diario El País de España
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