lunes, julio 21, 2008

ARGENTINA: Tras la crisis, preocupación por el rojo fiscal del Gobierno

extenso conflicto por las retenciones provocó una crisis tan grave que casi se olvida la raíz del problema: para el Gobierno, la política agropecuaria es una variable estrechamente vinculada con su política fiscal. No se puede decir que la Presidenta, al "limitar" el alcance de la resolución 125, sólo quiso acelerar la venta de la cosecha de soja para capturar los recursos que los productores le venían retaceando al Tesoro. Pero tampoco se comprende del todo esa medida si no se advierten las urgencias que enfrentan en estos días las arcas del Estado.

El retraso en el pago de certificados de obra pública es significativo. Los subsidios al transporte llegan con cuentagotas. El abastecimiento de combustibles casi colapsa por las dificultades del fisco para pagar el gasoil y el fueloil importados. Las provincias reciben de la Nación menos recursos que los habituales. En casos como el de Córdoba, el recorte es atribuido al desacato de Juan Schiaretti en la guerra con el campo, que obliga al gobernador a un severo ajuste de cuentas. Pero también Daniel Scioli sufre la escasez y debió elaborar un paquete impositivo para solventar el déficit bonaerense, que supera los 5500 millones de pesos. Los aumentos de salarios que prepara el Gobierno agravarían los problemas económicos de Scioli, que luego del conflicto por las retenciones reclamó una autocrítica.

La cuestión fiscal se ha vuelto central para el orden político. Las columnas en las que se asienta el disminuido poder de los Kirchner -Scioli, Hugo Moyano, los intendentes del conurbano- se sostienen con dinero.

Empresas y bancos se preguntan si sigue siendo sólida la situación de caja de los Kirchner. Sólo cuatro personas conocen bien el dato: el esposo de la Presidenta; el ministro de Economía, Carlos Fernández; el secretario de Hacienda, Juan Carlos Pezoa, y el subsecretario de Presupuesto, Raúl Rigo.

Es cierto que el Tesoro hizo un gran esfuerzo para rescatar, el 3 del mes próximo, los 7500 millones de pesos del Boden 2012. Pero quedó muy fatigado. Los economistas están inquietos porque el gasto crece a un ritmo del 40%, mientras que la recaudación lo hace al 30%. Los precios congelados se combinan con la mayor inflación y obligan a aumentar los subsidios. El superávit primario, que en enero estaba en 3,6%, se redujo ahora a 3,1% y podría ubicarse, el año próximo, en 2%. Las necesidades de financiamien

to de 2009, que hoy se calculan en 8000 millones de dólares, pasarían a ser de 12.000 millones de dólares. Demasiado para un país al que ya antes de la crisis internacional se le habían cerrado los mercados.

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