En los juegos más politizados de la historia del olimpismo, asistir o no a la ceremonia inaugural de mañana es para los líderes internacionales una cuestión controvertida o diplomática, y para los chinos, de honor patrio. Mientras que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, decidió asistir a pesar de cierta oposición en casa, Luiz Inacio Lula da Silva, para cuyo país China es un gran comprador, no lo ha dudado en aras de promover la candidatura olímpica de Brasil; y al francés Nicolas Sarkozy le ha llovido una avalancha de críticas.
Sarkozy, que en marzo aseguró que no asistiría a la ceremonia en represalia por la represión de China en el Tíbet, cambió de idea el mes pasado y mañana estará presente como presidente de turno de la Unión Europea, lo que le ha valido el apelativo de "traidor" por parte de grupos disidentes y defensores de los derechos humanos.
Lula, que llegó ayer a Pekín, será el único jefe de Estado latinoamericano que asistirá a la inauguración. China ambiciona reunir a 100 jefes de Estado; de ellos, al menos 85 ya han confirmado su asistencia, según señalaron fuentes diplomáticas. Entre los pesos pesados que la han confirmado están, además de los mencionados, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, y el australiano, Kevin Rudd.
Pero también líderes de países tradicionalmente "enemigos" de China, como el premier japonés, Yasuo Fukuda, y el presidente del kuomintang taiwanés, Wu Poh-hsiung, que vive en los últimos meses una "luna de miel" con Pekín tras años de tensiones. En cuanto a los boicots, y para desgracia de Sarkozy, la mayoría provienen de Europa, como el del presidente del Parlamento Europeo, Hans-Gert Pöttering, junto con el primer ministro británico, Gordon Brown, que sólo asistirá a la clausura. En el caso de la canciller alemana, Angela Merkel, tras irritar a Pekín con su encuentro con el Dalai Lama, ha dicho que la ceremonia olímpica interfiere con sus vacaciones, por lo que no asistirá. Para cicatrizar un poco esta herida, el presidente alemán, Horst Köhler, se ha comprometido a asistir a los Paralímpicos.
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Sarkozy, que en marzo aseguró que no asistiría a la ceremonia en represalia por la represión de China en el Tíbet, cambió de idea el mes pasado y mañana estará presente como presidente de turno de la Unión Europea, lo que le ha valido el apelativo de "traidor" por parte de grupos disidentes y defensores de los derechos humanos.
Lula, que llegó ayer a Pekín, será el único jefe de Estado latinoamericano que asistirá a la inauguración. China ambiciona reunir a 100 jefes de Estado; de ellos, al menos 85 ya han confirmado su asistencia, según señalaron fuentes diplomáticas. Entre los pesos pesados que la han confirmado están, además de los mencionados, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, y el australiano, Kevin Rudd.
Pero también líderes de países tradicionalmente "enemigos" de China, como el premier japonés, Yasuo Fukuda, y el presidente del kuomintang taiwanés, Wu Poh-hsiung, que vive en los últimos meses una "luna de miel" con Pekín tras años de tensiones. En cuanto a los boicots, y para desgracia de Sarkozy, la mayoría provienen de Europa, como el del presidente del Parlamento Europeo, Hans-Gert Pöttering, junto con el primer ministro británico, Gordon Brown, que sólo asistirá a la clausura. En el caso de la canciller alemana, Angela Merkel, tras irritar a Pekín con su encuentro con el Dalai Lama, ha dicho que la ceremonia olímpica interfiere con sus vacaciones, por lo que no asistirá. Para cicatrizar un poco esta herida, el presidente alemán, Horst Köhler, se ha comprometido a asistir a los Paralímpicos.
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