Rusia obtuvo, probablemente, su principal objetivo en Georgia, que consistía en demostrarles a Estados Unidos y a Europa que no está dispuesta a tolerar el avance de la OTAN sobre sus tradicionales zonas de influencia en el Cáucaso y Asia Menor. Pero lo que ganó en el tablero de la estrategia corre el riesgo de perderlo en el delicado terreno económico, porque -a criterio de los inversores- Rusia volvió a ser un país "inestable" e "inseguro" para arriesgar capitales.
La intervención rusa constituye "una demostración de fuerza destinada a Occidente", según Alexander Konovalov, del Instituto de Evaluaciones Estratégicas, de Moscú. Vladimir Putin y Dimitri Medvedev estaban convencidos de que Estados Unidos no tomaba en cuenta las advertencias de Moscú sobre la expansión de la OTAN en esa zona que el Kremlin considera vital para la defensa de sus intereses estratégicos. El Cáucaso representa para Rusia lo mismo que significan el Caribe y América Central para Estados Unidos. "La OTAN no debe concebir su seguridad a expensas de la seguridad de Rusia", advirtió Medvedev el mes pasado.
La Casa Blanca, a juicio del Kremlin, tampoco interpretó correctamente el significado que tiene para Moscú el proyecto norteamericano de instalar un escudo antimisiles en países que formaban parte de la órbita soviética. Incluso el ex presidente soviético Mikhail Gorbachov, que no es precisamente un enardecido partidario del tándem Putin-Medvedev, recordó en mayo que Estados Unidos "había prometido que la OTAN no se expandiría más allá de las fronteras de Alemania durante la Guerra Fría". Como resultado de esa promesa incumplida, "la mitad de los países de Europa Central y Oriental son ahora miembros de la OTAN", agregó. "Uno se pregunta: ¿dónde quedaron esas promesas? Eso prueba que no se les puede tener confianza", concluyó.
Siga leyendo el artículo del diario La Nación de Buenos Aires
La intervención rusa constituye "una demostración de fuerza destinada a Occidente", según Alexander Konovalov, del Instituto de Evaluaciones Estratégicas, de Moscú. Vladimir Putin y Dimitri Medvedev estaban convencidos de que Estados Unidos no tomaba en cuenta las advertencias de Moscú sobre la expansión de la OTAN en esa zona que el Kremlin considera vital para la defensa de sus intereses estratégicos. El Cáucaso representa para Rusia lo mismo que significan el Caribe y América Central para Estados Unidos. "La OTAN no debe concebir su seguridad a expensas de la seguridad de Rusia", advirtió Medvedev el mes pasado.
La Casa Blanca, a juicio del Kremlin, tampoco interpretó correctamente el significado que tiene para Moscú el proyecto norteamericano de instalar un escudo antimisiles en países que formaban parte de la órbita soviética. Incluso el ex presidente soviético Mikhail Gorbachov, que no es precisamente un enardecido partidario del tándem Putin-Medvedev, recordó en mayo que Estados Unidos "había prometido que la OTAN no se expandiría más allá de las fronteras de Alemania durante la Guerra Fría". Como resultado de esa promesa incumplida, "la mitad de los países de Europa Central y Oriental son ahora miembros de la OTAN", agregó. "Uno se pregunta: ¿dónde quedaron esas promesas? Eso prueba que no se les puede tener confianza", concluyó.
Siga leyendo el artículo del diario La Nación de Buenos Aires
Entradas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario