lunes, septiembre 22, 2008

Al rescate de Wall Street

Tras guardar silencio por una semana, el presidente de Estados Unidos, George Bush, anunció el sábado pasado un paquete de 700 mil millones de dólares para atacar la crisis financiera que tiene en vilo los mercados. Mejor tarde que nunca, el gobierno norteamericano atacará la raíz del problema -las cinco millones de hipotecas en mora o en remate- a un exorbitante costo para los contribuyentes estadounidenses. El monto del paquete propuesto por Bush al Congreso es equivalente a los costos directos que E.U. ha gastado en la guerra de Irak.

Razón tenía el inversionista Warren Buffett, conocido por su gran fortuna e iluminados dichos, cuando advirtió hace cinco años que los títulos derivados eran armas financieras de destrucción masiva y una bomba de tiempo para la economía estadounidense. En efecto, la crisis actual estalló en el sector hipotecario, pero luego se propagó al resto de la economía porque una multitud de entidades financieras habían comprado las hipotecas, las habían empaquetado, titularizado y revendido a inversionistas por todo el planeta.

Subestimando el problema, el gobierno estadounidense intentó solucionarlo caso por caso: primero rescató al banco de inversión Bear Stearns; después salvó a Fannie Mae y Freddie Mac, las dos compradoras de hipotecas, donde se gastarán otros 200 mil millones; luego dejó quebrar a Lehman Brothers, para dar el mensaje de que no salvaría a más inversionistas irresponsables. Pero a los pocos días, extendió un préstamo de 85 mil millones de dólares a AIG, una de las más grandes aseguradoras del mundo, que iba para la quiebra. Y había más instituciones bancarias haciendo cola para sumarse a la debacle: la mayor corporación de ahorro y vivienda, Washington Mutual, junto con los bancos de inversión Morgan Stanley y Goldman Sachs.

Al gobierno de Estados Unidos le tocó tomar las mismas medidas que Colombia tomó para conjurar la crisis hipotecaria del Upac en 1999. En ambas economías se mercadearon hipotecas sin cuota inicial o con cuotas supermínimas (que meses después se disparaban), diseñadas para enganchar el mayor número de compradores; y luego subieron las tasas de interés, elevando aún más las cuotas mensuales. La burbuja de la construcción se reventó, los precios cayeron y las hipotecas terminaron valiendo más que las viviendas. La gente no podía pagar las cuotas ni vender la casa para cubrir la deuda. Finalmente, como sucedió acá, el gobierno estadounidense aceptó poner la plata para sanear la mora hipotecaria y evitar el colapso económico.

La suma es tan descomunal que probablemente implique emisión por parte de la Reserva Federal, lo cual, en unos meses, podría traducirse en presiones inflacionarias, mayores tasas de interés y devaluación del dólar alrededor del mundo. La crisis de Wall Street puso a la economía como eje de la campaña presidencial en E.U. Obama y McCain tendrán en el primer debate de este viernes la oportunidad de mostrar sus dotes de liderazgo, manejo de crisis y discutir la dosis de intervención gubernamental que la situación amerita. El candidato que gane el tema podría quebrar el empate estadístico.

Quizá la lección es, que si bien el libre mercado y el lucro individual constituyen la mejor forma de asignar recursos en una economía, no pueden dejarse sin vigilancia, control y algo de orientación. De otra forma, habrá excesos. Y los contribuyentes, que eligen a los gobernantes y legisladores que permiten estos males, no tienen derecho de quejarse cuando les pasan la cuenta de cobro por los desastres financieros.

Fuente: Editorial del diario El Tiempo de Bogotá

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

 
Libardo Buitrago / Blog © 2013 | Designed by RA