martes, noviembre 04, 2008

Las tradiciones que fijan el día de los comicios

Desde hace más de 150 años, los estadounidenses celebran la elección el martes después del primer lunes de noviembre. Los estadounidenses votan en noviembre desde que eligieron a John Adams, su segundo Presidente, en 1796, y sufragan el martes después del primer lunes de ese mes desde 1844, cuando James K. Polk fue elegido. Más de un siglo después de ser adoptadas, estas normas pueden parecer caprichosas, pero hay razones específicas que las fundamentan.

¿Por qué noviembre?

El Congreso estadounidense decretó en 1792 que la votación presidencial sería en noviembre, cuando la actual superpotencia tenía sólo 16 años de existencia y trece estados, mayoritariamente rurales, en vez de cincuenta. En ese entonces, noviembre era el mes más propicio para votar, ya que coincidía con el fin de las cosechas de otoño. Además, el clima templado de esta época, justo antes de las tormentas de invierno, era ideal para que los ciudadanos pudieran sobrellevar los difíciles viajes hacia los centros de votación, por caminos tortuosos, que en ocasiones ni siquiera estaban demarcados.

¿Por qué el martes?

La decisión tomada en 1844 de que todos los estados debían votar "el primer martes de cada noviembre" se debió a la llegada del ferrocarril y el telégrafo. Con el avance en las comunicaciones, los electores eran influenciados al saber el resultado de los estados que realizaban antes sus elecciones. Se eligió el martes nuevamente pensando en la sociedad de esa época. Los ciudadanos requerían de tres días: un día para llegar a su centro de votación, uno para sufragar y otro para volver. Como en esa época se trabajaba los sábados, y los domingos estaban reservados para la religión, se concluyó que el lunes era el mejor día para que los ciudadanos empezaran su viaje. Sin embargo, legisladores apuntaron que, si seguían este método, en algunos años habría más de los 34 días requeridos por la ley electoral entre el primer martes de noviembre y el primer miércoles de diciembre, cuando se reúne el colegio electoral. Además, querían evitar que la votación cayera en el día de Todos los Santos, por ser una festividad religiosa. Por eso, la ley fue reformulada en 1845 para precisar que la fecha de votación debía ser el martes inmediatamente posterior al primer lunes de noviembre.

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