El conflicto rural sigue abierto, pero ayer, en un cambio de tendencia, se firmaron cuatro acuerdos. Después de una sorpresiva irrupción de la presidenta Cristina Kirchner en la reunión con la Comisión de Enlace, el Gobierno y las entidades de la producción agropecuaria suscribieron convenios sobre carne, trigo, leche y economías regionales, sin avanzar en el reclamo principal del ruralismo: la rebaja de las retenciones a las exportaciones de soja. "Fue una reunión positiva", evaluaron los dirigentes del campo.

Cristina Kirchner llegó al Ministerio de la Producción, sede de las negociaciones, a las 15.20, y permaneció allí dos horas. "No podemos renunciar a eso", contestó cuando la consultaron acerca del nivel del impuesto a la soja. La Presidenta desinfló la idea -difundida desde el propio Gobierno- de crear un ente mixto para regular el comercio de granos, aunque advirtió que "de ser necesario se enviará un proyecto al Congreso, pero no ahora".
Tampoco se decidió una liberación total de las exportaciones de carne y trigo ni se avanzó en mayores ayudas para los afectados por la sequía. Por eso, la firma del acuerdo provocó quejas de agrupaciones de productores en distintas zonas del interior. La más notoria fue la de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap).
La base de los acuerdos firmados es la misma que la anunciada el martes pasado. Los ministros de la Producción, Débora Giorgi, y del Interior, Florencio Randazzo, firmaron con los ruralistas acuerdos de medidas específicas sobre subsidios, rebajas de retenciones y de impuestos y liberación de cupos de exportación para carnes, lácteos y trigo.
En una conferencia de prensa posterior, Randazzo fue optimista: "Nosotros esperamos que esto ponga fin al conflicto". Pero el presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, replicó minutos después: "No coincido con que el conflicto esté resuelto". Lo mismo dijeron los titulares de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati; de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Mario Llambías; y de Coninagro, Carlos Garetto. "Sirve para crear vínculos y confianza, pero no satisface en plenitud, aunque son medidas concretas", concluyeron.
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Cristina Kirchner llegó al Ministerio de la Producción, sede de las negociaciones, a las 15.20, y permaneció allí dos horas. "No podemos renunciar a eso", contestó cuando la consultaron acerca del nivel del impuesto a la soja. La Presidenta desinfló la idea -difundida desde el propio Gobierno- de crear un ente mixto para regular el comercio de granos, aunque advirtió que "de ser necesario se enviará un proyecto al Congreso, pero no ahora".
Tampoco se decidió una liberación total de las exportaciones de carne y trigo ni se avanzó en mayores ayudas para los afectados por la sequía. Por eso, la firma del acuerdo provocó quejas de agrupaciones de productores en distintas zonas del interior. La más notoria fue la de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap).
La base de los acuerdos firmados es la misma que la anunciada el martes pasado. Los ministros de la Producción, Débora Giorgi, y del Interior, Florencio Randazzo, firmaron con los ruralistas acuerdos de medidas específicas sobre subsidios, rebajas de retenciones y de impuestos y liberación de cupos de exportación para carnes, lácteos y trigo.
En una conferencia de prensa posterior, Randazzo fue optimista: "Nosotros esperamos que esto ponga fin al conflicto". Pero el presidente de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, replicó minutos después: "No coincido con que el conflicto esté resuelto". Lo mismo dijeron los titulares de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati; de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Mario Llambías; y de Coninagro, Carlos Garetto. "Sirve para crear vínculos y confianza, pero no satisface en plenitud, aunque son medidas concretas", concluyeron.
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