jueves, julio 09, 2009

Para el G-8, la economía sigue en riesgo

En momentos en que comienzan a vislumbrarse las primeras señales de estabilización de la golpeada economía mundial, los mandatarios de los ocho países más desarrollados (G-8) iniciaron ayer una cumbre de tres días en la ciudad italiana de L´Aquila y emitieron un diagnóstico poco alentador sobre la recuperación económica, que consideran aún amenazada por una recaída y por los riesgos de explosión social.




"Hay señales de estabilización y especialmente una recuperación de los mercados bursátiles, [pero] la situación sigue siendo incierta [y] riesgos importantes siguen pesando sobre la estabilidad económica y financiera", advirtieron en una declaración conjunta los países que conforman el G-8 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, Canadá y Rusia).

Además, "los efectos de la crisis económica en los mercados laborales pueden poner en peligro la estabilidad social", subrayan, para recomendar a continuación que "las buenas políticas macroeconómicas estén asociadas a políticas sociales y laborales".

Tanto Europa como Estados Unidos han registrado un alto nivel de desempleo. En el Viejo Continente, el nivel de desempleo aumentó en mayo al máximo registrado en 10 años, con más de 15 millones de personas sin trabajo. En Estados Unidos, la tasa de desempleo subió en junio hasta 9,5%, el nivel más alto en 26 años.

Los líderes del G-8 coincidieron en la necesidad de mantener los planes de estímulo fiscal, pero dijeron que empezarán a estudiar estrategias de salida de esos programas una vez que la recuperación "esté asegurada". Además, se comprometieron a elaborar esas estrategias con ayuda del Fondo Monetario Internacional, una vez que pueda dejarse atrás la "acción concertada sin precedente" requerida para impulsar la economía. No obstante, subsisten las divergencias entre los países sobre la mejor receta para superar la crisis, lo que amenaza el resultado final (Ver aparte).

El primer ministro británico, Gordon Brown, enfatizó que si bien existen señales claras de recuperación -como mayor confianza del consumidor, revitalización del mercado de la vivienda y más gasto- es demasiado pronto para estar satisfechos o cambiar la política actual.

Según la ONU, desde el inicio de la crisis, más de 100 millones de personas incrementaron el ejército de los hambrientos en el mundo, que por primera vez suman más de 1000 millones. En ese sentido, el jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, anfitrión de la cumbre que debía realizarse en Cerdeña pero fue trasladada a L´Aquila tras el terremoto que el 6 de abril pasado dejó casi 300 muertos, indicó que el G-8 podría desbloquear de 10.000 a 15.000 millones de dólares para desarrollar el sector agropecuario de los países pobres.

Siga leyendo el artículo del diario La Nación de Buenos Aires

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