Los dos presidentes de Honduras, el derrocado José Manuel Zelaya y el de facto, Roberto Micheletti, acudieron ayer a la casa del mandatario Óscar Arias sin ceder ni un ápice sus condiciones y con la determinación de evitar cualquier contacto entre ambos.
El intento de diálogo para buscar una solución a la crisis hondureña, sin embargo, pudo haber sido peor. Ambos mandatarios dejaron nombrada su propia delegación para que mantenga el diálogo sin límite de tiempo.
Ese fue el único resultado al que las partes en conflicto llegaron tras una jornada prevista para que ambos se vieran las caras después del golpe de Estado del 28 de junio en Tegucigalpa.
En el plan estaba la conversación “al más alto nivel”, pero Zelaya y Micheletti protagonizaron de manera consciente el juego del “gato y al ratón”.
Zelaya llegó a Rohrmoser cuando ya Micheletti había aterrizado en el Santamaría, de donde no se movió hasta tener seguridad de que su adversario había finalizado ya su audiencia con Arias, al mediodía.
Entonces arribó Micheletti y habló por tres horas con Arias, mientras Zelaya se mantenía en un hotel junto con diplomáticos de países miembros de la Alianza Bolivariana para América Latina (ALBA).
A las 4 p. m., Micheletti agradeció al anfitrión, se disculpó, se ofreció a volver en caso de ser necesario y salió al Aeropuerto Juan Santamaría para retornar a Honduras.
Zelaya sí permaneció hasta la noche en el país, pero su canciller, Patricia Rodas, anunció que saldrían antes de la madrugada rumbo a Guatemala para reunirse con el mandatario Álvaro Colom. También tienen programado viajar hoy a República Dominicana.
Siga leyendo el artículo del diario La Nación de San José, Costa Rica
El intento de diálogo para buscar una solución a la crisis hondureña, sin embargo, pudo haber sido peor. Ambos mandatarios dejaron nombrada su propia delegación para que mantenga el diálogo sin límite de tiempo.
Ese fue el único resultado al que las partes en conflicto llegaron tras una jornada prevista para que ambos se vieran las caras después del golpe de Estado del 28 de junio en Tegucigalpa.
En el plan estaba la conversación “al más alto nivel”, pero Zelaya y Micheletti protagonizaron de manera consciente el juego del “gato y al ratón”.
Zelaya llegó a Rohrmoser cuando ya Micheletti había aterrizado en el Santamaría, de donde no se movió hasta tener seguridad de que su adversario había finalizado ya su audiencia con Arias, al mediodía.
Entonces arribó Micheletti y habló por tres horas con Arias, mientras Zelaya se mantenía en un hotel junto con diplomáticos de países miembros de la Alianza Bolivariana para América Latina (ALBA).
A las 4 p. m., Micheletti agradeció al anfitrión, se disculpó, se ofreció a volver en caso de ser necesario y salió al Aeropuerto Juan Santamaría para retornar a Honduras.
Zelaya sí permaneció hasta la noche en el país, pero su canciller, Patricia Rodas, anunció que saldrían antes de la madrugada rumbo a Guatemala para reunirse con el mandatario Álvaro Colom. También tienen programado viajar hoy a República Dominicana.
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