jueves, julio 30, 2009

Terrorismo sin límites

EL balance del brutal atentado cometido por ETA contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Burgos sólo puede calificarse como milagroso. Los cuatrocientos kilos de explosivos, según estimaciones de las Fuerzas de Seguridad del Estado, colocados por los terroristas en una furgoneta robada en Francia causaron heridas leves a 65 residentes en el edificio, es decir, familiares de agentes del Instituto Armado. La magnitud de la explosión quedó estampada en la desoladora imagen de la fachada de la casa cuartel, un edificio de catorce plantas prácticamente inutilizado. Habría que remontarse a los atentados cometidos contra un edificio federal en Oklahoma, en 1995, o por el IRA contra la City de Londres en 1996, para ver imágenes de destrucción similar, aunque mucho más cercanos son los recuerdos de los atentados contra las casas cuartel de Zaragoza y Vic. Los etarras pusieron todo de su parte para cometer una masacre indiscriminada, lo que deja sin argumentos a los que, en ocasiones, pretenden diferenciar el terrorismo de ETA de otros terrorismos, como el islamista, con matices tan absurdos como que los etarras siempre avisan de sus bombas o que nunca buscan víctimas «civiles». Ayer, en Burgos, ETA ni avisó de la explosión ni seleccionó sus víctimas.

Este atentado no altera el diagnóstico de que ETA se halla en una situación de debilidad organizativa y operativa, pero sí obliga a reafirmarse en que sigue siendo el mayor peligro para la democracia y para la seguridad de los españoles. No se puede dar a ETA por derrotada, porque no lo está, y aún tardará en estarlo porque hay una parte de la sociedad vasca que, sin tapujos ni ambigüedades, apoya actos criminales como el perpetrado en Burgos. La realidad es ésta y, precisamente, porque no se debe cerrar los ojos ante ella, es necesario aprovechar el cambio de gobierno en el País Vasco para reformar de forma drástica sus estructuras políticas y educativas, que han sido los grandes viveros de ETA en los últimos años. El acceso de los socialistas al poder autonómico, gracias al apoyo del Partido Popular, tiene esta razón histórica de ser y en la medida en que sea coherente con ella, el fin de ETA estará más cerca. Por eso, en otro ámbito, resultan incomprensibles las decisiones judiciales que permiten a los proetarras celebrar homenajes públicos a terroristas, escudadas en galimatías de leguleyos para obviar que cualquier exaltación de un miembro de ETA es un delito de enaltecimiento del terrorismo, y no un problema de autorización administrativa.

Fuente: Editorial diario ABC de España

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