UNA NUEVA tormenta se desató ayer en el laborismo contra el primer ministro británico, Gordon Brown. Si su popularidad lleva meses bajo mínimos, la rebelión de dos ex ministros, que llegaron a pedir una votación secreta sobre la continuidad del premier, volvió a sacar a la luz que una parte importante del partido no le apoya. Brown está cuestionado desde junio y se mantiene al frente del laborismo porque las luchas intestinas impidieron consensuar un sucesor. Ahora, la proximidad de las generales y la certeza del triunfo de Cameron vuelven a desatar los tambores de guerra. El golpe, sin embargo, parece condenado al fracaso. No por la fortaleza de Brown sino por su debilidad. Jóvenes como el titular de Exteriores, David Miliband, no quieren relevarle para no cargar con la cruz de la derrota y veteranos como Peter Mandelson para seguir aprovechándose de su fragilidad. Brown sobrevivirá. Aunque sólo para conducir al partido al desastre.
Fuente: Diario El Mundo de España
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