El paquete de rescate de 750.000 millones de euros (US$952.000 millones) de Europa parece haber prevenido, al menos por el momento, que la crisis que empezó en Grecia hiciera trizas la zona euro. No obstante, ahora queda una pregunta más difícil por contestar: ¿Puede Europa encontrar una forma de detener las crisis fiscales aquellas que surgen de gastar de más y recaudar pocos impuestos en el futuro?
El martes, mientras que el gabinete del gobierno alemán acordó enviar al Parlamento la propuesta de que el país contribuya hasta 123.000 millones de euros al rescate, la eufórica alza del lunes en los mercados de Europa se desinfló. Las bolsas europeas y el euro perdieron terreno.
No obstante, los precios de los bonos soberanos del sur de Europa continuaron subiendo, lo que deja sus costos de endeudamiento un poco más cerca de los de Alemania. Esto indica que los inversionistas consideran los bonos de estos países, que van desde Portugal a Italia, menos riesgosos que hace tan sólo unos días.
Una razón que explica la cautela del mercado es la pregunta de si el rescate le inyectará más urgencia a la idea de que la Unión Europea debería tener una mayor influencia en los asuntos presupuestarios de sus países miembros.
"Todavía no hemos visto ningún fortalecimiento creíble de las normas fiscales de la zona euro", manifestó Marco Annunziata, del banco UniCredit Group.
La Comisión Europea, el brazo ejecutivo del bloque, propondrá el miércoles nuevas reglas que permitirían a las autoridades en Bruselas examinar presupuestos nacionales antes de que sean aprobados por los parlamentos, un gran paso hacia la administración conjunta de la política fiscal.
Esta clase de centralización desde hace mucho ha sido anatema para muchos países, que consideran la política fiscal como el dominio sagrado y exclusivo de los países soberanos.
Los problemas de Grecia, sin embargo, podrían haberlos forzado a reconsiderar. Los mercados de capital en los que Grecia se apoyaba para financiar épocas de gastos deficitarios han huido del país como consecuencia de su pobre gestión fiscal, lo que también ha afectado al euro.


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