El tijeretazo se extiende por Europa a la misma velocidad que los mercados meten presión al euro. Tras negar durante dos años la crisis, el Gobierno italiano ha anunciado que en los primeros días de junio aprobará una corrección de los presupuestos del Estado por un valor de 27.500 millones de euros para los dos próximos dos años. Francia avanzó también ayer cambios en la fiscalidad de las rentas altas y en las pensiones. Pero el paquete que prepara Italia es más amplio: Roma pretende reducir el riesgo de contagio de la crisis fiscal, que a partir de Grecia ha encendido las alarmas en Portugal, España e Irlanda. Italia es la siguiente víctima potencial de ese virus que se ha contagiado a los mercados de deuda pública europea y afecta también al euro, en sus menores niveles de los últimos cuatro años.
Diversos miembros del Gobierno de Silvio Berlusconi han intensificado este fin de semana un debate público con diferentes medidas en estudio, explicando que la tragedia griega exige a los países de la zona euro "sacrificios, lágrimas y sangre". El ministro de Bienestar, Maurizio Sacconi, prometió ayer que el Gobierno "contendrá el perímetro del sector público" y será "fiscalmente equitativo con los ciudadanos". Es decir: sacará la tijera tratando de repartir los ajustes de forma equitativa.
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