
Gracias al boom petrolero que se dio entre 2004 y 2008, unos ocho millones de pobres lograron aumentar sus ingresos y mejorar su condición de vida en Venezuela. Pero en los últimos dos años esa realidad ha comenzado a esfumarse debido al enfriamiento de la economía, al vertiginoso ascenso de la inflación, al deterioro de los servicios públicos y a una alta tasa de criminalidad.
El empeoramiento de las condiciones de vida de los pobres ya le está pasando factura al presidente Hugo Chávez, cuya popularidad descendió en julio al 36%, el nivel más bajo en siete años, y le hizo perder el apoyo mayoritario que siempre tuvo entre los sectores de escasos recursos, que conforman su principal bastión político, según revela una encuesta de la firma privada Consultores 21.
Frente a este desfavorable escenario, con una inflación que supera el 30% y una violencia que dejó 19.000 muertos en 2009, Chávez se apresta a dirigir la campaña del oficialismo para las elecciones legislativas del 26 de este mes, en las que la "revolución bolivariana" se juega su futuro, tal como ha reconocido el mandatario. El estudio, que se realizó entre la última semana de junio e inicios de julio con una muestra nacional de 1500 personas y que tiene un margen de error de 2,3%, reveló que la popularidad de Chávez se ubicó en 36%, un nivel muy similar al que tenía entre los años 2002-2003, cuando el país enfrentó una severa crisis política y económica que desencadenó el fallido golpe de abril de 2002 y un paro opositor de dos meses que se dio a fines de ese año.
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