Chávez confía en su total recuperación, pero la noticia de su enfermedad cae como un jarro de agua fría en su gobierno y en sus adeptos, que lo consideran una figura imprescindible para la revolución bolivariana
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Chávez en conferencia de prensa
AFP
El presidente Hugo Chávez, que el jueves admitió que sufre un cáncer del que fue operado exitosamente en La Habana, libra esta batalla por su salud a un año de las presidenciales de 2012, en las que aspira a ser reelegido para un tercer mandato de seis años.
Chávez, un militar retirado de 56 años en el poder desde 1999, confía en su total recuperación, pero la noticia de su enfermedad cae como un jarro de agua fría en su gobierno y en sus adeptos, que lo consideran una figura imprescindible para la revolución bolivariana.
El mandatario comenzó a incubar su revolución bolivariana en 1982, con un juramento en el que con otros amigos militares prometió "no descansar" hasta "no ver rotas las cadenas que oprimen al pueblo por voluntad de los poderosos".
Diez años después, este militar daba un golpe de Estado fallido contra el presidente Carlos Andrés Pérez, que lo hizo terminar en la cárcel pero lo convirtió en un personaje popular para todos los venezolanos. En 1994 pasó al retiro y salió de prisión por una gracia del entonces mandatario, Rafael Caldera.
Gracias a una enmienda constitucional aprobada en 2009, el mandatario tendrá la opción de presentarse de nuevo al cargo en las presidenciales de 2012 para un tercer mandato.
Ajeno a quienes le llaman déspota, tirano o populista, Chávez considera más bien que está protagonizando una segunda independencia de Venezuela, confiesa a menudo su infinita admiración por el libertador Simón Bolívar y muestra una fe firme en Jesucristo, el "primer socialista de la historia", según él.
"Chávez es una mezcla contradictoria de izquierda y militarismo. Tiene una apetencia de poder exagerada, sin límite. Una de sus principales motivaciones es mantenerse sin límite en el poder", aseguró la historiadora Margarita López Maya, coordinadora del libro 'Ideas para debatir el socialismo del siglo XXI'.
Casi 12 años después de haber sido elegido jefe de Estado, la popularidad del mandatario ha bajado pero sigue rozando 50%. Su discurso radical, a menudo excluyente, provocador y rudo, no deja a nadie indiferente y ha fomentado una polarización de la sociedad venezolana, que hoy está literalmente partida en dos.
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