El presidente de Ecuador, Rafael Correa, firmó ayer un contrato para desarrollar la primera y más grande explotación minera a cielo abierto, ubicada en la amazonia sur del país. El acuerdo se oficializó a pesar de las quejas de grupos ambientalistas que se oponen al megaproyecto de extracción mineral porque, sostienen, “modificará la naturaleza”.
“Hoy se inicia una nueva era en Ecuador, es un momento de singular importancia, porque damos un salto cualitativo al pasar de la exploración de proyectos a gran escala al inicio del primer proyecto de explotación de cobre de escala industrial”, señaló el mandatario en el discurso tras la firma con la empresa de capitales chinos Ecuacorriente.
“Hemos tomado la decisión firme y soberana, responsable de aprovechar nuestros recursos naturales de manera racional para generar desarrollo. Obras de infraestructura que tanto necesita el país para su desarrollo”, informó, y luego sentenció: “ No podemos ser mendigos sentados en saco de oro.
Vamos a desarrollar el potencial minero del país”.
Después de que se conociera la noticia, un grupo de ecologistas protagonizó ayer una protesta en las afueras de la embajada de China en Quito y varias mujeres ingresaron en la sede diplomática para presentar su queja en una carta, en la que aseguraban que el proyecto minero “afectará para siempre territorios de los pueblos indígenas y a la naturaleza”.
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