
En la situación actual, los inversores guardan munición para todos. La situación de las finanzas españolas y el incierto rescate bancario que protagonizado han llevado a España a las portadas de todo el mundo y a la rentabilidad de la deuda a diez años del 6% al 6,75% en apenas una semana. Y no solo eso, los plazos más cortos también se han resentido: el bono a dos años, por poner un ejemplo, ha pasado del 4,21% a 4,98%. Italia vuelve a cobrar protagonismo en los miedos de los inversores y crecen los temores de que la tregua de que ha disfrutado en los últimos meses esté tocando a su fin. "Un incremento adicional de la prima de riesgo italiana agravaría la recesión y aceleraría el incremento del ratio de deuda pública sobre PIB, lo que empeoraría este círculo vicioso.
Como esperamos un empeoramiento de la crisis, creemos que Italia probablemente necesitará ayuda externa", explicó ayer Jürgen Michels, analista de Citi en un informe. Y no solo han sido analistas los que han expresado sus dudas. La ministra austriaca de Finanzas, Maria Fekter, aventuró que "dado los altos tipos de interés que paga, es posible que Italia también necesite ayuda".
El presidente del Gobierno italiano, Mario Monti, no tardó en calificar sus palabras como "completamente inapropiadas". Pero la evolución de la prima de riesgo está más del lado de Fekter que del de Monti: ayer cerró a 475 puntos básicos y con una rentabilidad del 6,17%, y el MIB fue el único índice que cayó en toda Europa. Hoy se desinfla ligeramente: está en los 458 puntos y en el 6,08%. Italia ha tenido hoy otra prueba de esta desconfianza: el Tesoro italiano colocó 6.500 millones en bonos a un año, pero tuvo que ofrecer un fuerte aumento del tipo de interés, que pasó del 2,34 % de la pasada emisión de mayo al 3,972 %.
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